Por comodidad, falta de tiempo, alergias… Aunque el césped no requiere de excesivos cuidados y no hace falta ser un experto en jardinería o botánica para que sobreviva, muchas personas prefieren decantarse por alternativas artificiales. Especialmente en las grandes ciudades, en terrazas y jardines, pero también en patios traseros y otros espacios al aire libre. Se trata de una práctica opción que nos permite tener el jardín siempre perfecto y libre de insectos. No obstante, el césped artificial también puede convertirse en un foco de infección, de hongos y de bacterias, si no lo cuidamos bien. La humedad, el polvo, los posibles residuos que puedan acabar incrustándose entre las hojas… estos son solo algunos de los inconvenientes que pueden traer consigo la instalación de este tipo de soluciones artificiales. Además, si en el jardín o terraza de tu casa cuentas con este tipo de alfombras verdes, en plena crisis del coronavirus seguramente te habrás preguntado estos días cómo limpiarlo y desinfectarlo.
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Por suerte, a pesar de los inconvenientes que pueden surgir tras instalar un suelo que imite la apariencia de la hierba natural, todos estos tienen fácil solución. Aunque hace años la aparición de este tipo de problemas era mucho más frecuente, cada vez se desarrollan y fabrican materiales más resistentes. El principal enemigo del césped artificial es la humedad, ya que muchas veces debido a una mala instalación, este no es capaz de drenar el agua de la lluvia, o el producto que hayamos vertido encima para limpiarlo. Esto lleva en muchos casos a que se pudran las fibras y a la aparición de hongos y otras bacterias. Por eso, antes de instalarlo es necesario que nos aseguremos de evaluar previamente el suelo, tener una base que favorezca el drenaje y comprar siempre césped de alta calidad, ya que estos suelen tener una base permeable para mejorar el drenaje y fibras que no absorben el agua.
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Limpieza periódica
En este sentido, y para evitar la acumulación de agua, muchas personas optan por no limpiarlo y desinfectarlo adecuadamente de forma periódica. Algo que puede resultar contraproducente, pues esto también puede favorecer la aparición de microorganismos que pueden ser dañinos para nuestra salud. No obstante, tanto si cuentas con placas fijas de césped artificial en el suelo, como si tu solución es una alfombra de césped removible, es fundamental que le prestes atención de vez en cuando.
Lejía y vinagre como opciones
La lejía en estos casos puede convertirse en tu gran aliada. Diluye una parte en diez de agua y friega el césped con la solución. Para realizarlo es mejor que la pases con un cepillo en lugar de la fregona, ya que la dureza y firmeza de las cerdas te permitirán arrastrar y levantar mejor la suciedad. Previamente, procura pasar la escoba o el rastrillo con ahínco, pero con cuidado de no dañar las fibras sintéticas del césped, para peinar y retirar los posibles residuos que pudiesen estar en la superficie. Además, para evitar humedades innecesarias, realiza el proceso en días soleados, que permitan al tejido secarse de manera más rápida con la ayuda del sol.
La limpieza con vinagre también ayuda a desinfectar. Una solución altamente efectiva y, sobre todo, recomendada en casos en los que haya niños pequeños o mascotas que puedan intoxicarse con la solución de lejía. No obstante, para una limpieza profunda, es recomendable desinfectar con lejía de vez en cuando. Si lo prefieres, en el mercado también disponen de productos desinfectantes específicos para la limpieza de este tipo de suelos, muchos de los cuales llevan incorporados fragancias que recuerdan a la del césped recién cortado.
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