Pintar las paredes no es una tarea difícil, incluso si es la primera vez que lo haces. Sin embargo, conviene no caer en ciertas equivocaciones que son muy habituales y deslucen el acabado final. ¡Toma nota de estos fallos para no cometerlos!
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No proteger adecuadamente las superficies
Es el primer error en el que se suele incurrir al acometer este tipo de trabajo. Y es que puede llegar a ser bastante tedioso tapar todas las superficies que no queremos manchar con pintura, pero después ahorrarás tiempo y esfuerzo a la hora de limpiar. Así que no dudes en emplear un tiempo para proteger el suelo y a colocar cinta de enmascarar en el encuentro de las paredes con los techos. Si vas a proteger superficies delicadas, usa cinta especial de poca adherencia (suele ser de color rosa). Retira los embellecedores de enchufes e interruptores (no tardas nada y se quitan y ponen a presión), y tapa radiadores, armarios empotrados y el marco de puertas y ventanas, así como los muebles que no hayas podido sacar de la habitación. Hay tiras de papel de diferentes anchos con cinta incorporada que resultan muy prácticas para cubrir rodapiés y marcos de puertas y ventanas. Una vez hayas terminado de pintar, quita la cinta lo antes posible con mucho cuidado, dado que si tardas mucho en hacerlo, lo más probable es que se levante la pintura.
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Calcular mal la cantidad de pintura
En general, tendemos a comprar poca cantidad, por lo que corremos el riesgo de no tener suficiente para acabar nuestro trabajo. Si la pintura es de un color especial y te la han hecho con el sistema tintométrico, apunta el número en la tapa. Así podrás comprar más en caso de ser necesario. Para averiguar la cantidad que te va a hacer falta, multiplica la base de cada pared por su altura y sabrás los metros cuadrados que tiene. Una vez hayas averiguado la superficie total de la habitación, ya solo tienes que fijarte en el envase donde encontrarás el rendimiento indicado por el fabricante. No te olvides de que tendrás que dar dos manos como mínimo. ¿Ya sabes cuántos litros de pintura vas a necesitar? Añade un 10 % más, ya que conviene que sobre por si tienes que hacer algún retoque. Para evitar que se estropee cuando la vayas a guardar, coloca en el bote film de plástico antes de cerrar la tapa y te durará bastante tiempo.
Escatimar en la calidad de los productos
No invertir en materiales de calidad es, sin duda, otro error muy común que tiene sus consecuencias: una pintura lavable de dudosas prestaciones te durará menos tiempo en buen estado y no podrás limpiarla cuando se ensucie. ¿De verdad merece la pena el ahorro? Hazte con un buen producto que te garantice los mejores resultados. Un consejo: invierte en una pintura monocapa de calidad. Ahorrarás tiempo y dinero.
Lo mismo sucede con rodillos, brochas y demás utensilios. Tanto si vas a usar un rodillo de pelo corto -especial para paredes lisas- como uno de pelo largo -para superficies rugosas y con gotelé-, los más baratos pueden soltar pelusa que arruinará tus paredes antes de que se seque la pintura. Mejor no corras el riesgo. En el caso de las brochas, sumérgelas en agua hirviendo antes de usarlas para evitar que suelen pelo después.
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No preparar las paredes antes de empezar
Esta parte del trabajo es realmente importante y, si no le dedicas el tiempo suficiente, se notará después. Una pared nueva que no ha sido pintada antes necesitará que apliques una imprimación de PVC. Se extiende fácilmente con el rodillo y hará que las paredes no absorban demasiada pintura y que el resultado sea más homogéneo y regular. También debes usar imprimación selladora si la pared es de un color muy oscuro y la vas a pintar de un color claro.
Por otro lado, si tus paredes ya tienen unos años y alguna capa de pintura que otra, prepáralas reparando con masilla especial todas las marcas y agujeros que puedan tener. Rellena grietas, desconchones e imperfecciones, deja secar, lija para alisar y aplica una imprimación. Después ya podrás comenzar a pintar.
Dar la segunda capa antes de que se haya secado la primera
Cuando pintamos una pared, aunque el color de base sea blanco y la superficie presente buen estado, será necesario aplicar al menos dos capas. No tener la paciencia suficiente como para esperar a que la primera mano se seque completamente es otra equivocación común. En el proceso de secado intervienen varios factores, desde el tipo de producto que utilicemos hasta el tiempo que haga ese día. Si hay mucha humedad ambiental, las paredes tardarán más tiempo en secarse. En cualquier caso, consulta las instrucciones del fabricante y espera.
Aplicar demasiada pintura
Aquí tienes un consejo que evitará otro de los errores más habituales: a la hora de cargar el rodillo o la brocha, menos es más. Si lo pones en práctica evitarás que tus paredes exhiban goterones y antiestéticas marcas por aplicar un exceso de pintura. Una buena idea es utilizar una cubeta equipada con una rejilla especial para descargar el sobrante. Así lograrás capas finas y homogéneas, con un resultado excepcional.
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