A partir de los 12 años, su dormitorio es su santuario privado y público. Aquí estudia, come, duerme, recibe visitas, juega solo o con los amigos… De manera que amplía su tiempo en su cuarto, a la vez que reduce el que pasa en el salón o la cocina.
1. Iluminar, pero también decorar
Por eso, la luz debe ser una parte esencial tanto para relajarse como para estudiar o subir 'stories' a Instagram, pero también cumplir una función decorativa, capaz de crear una atmósfera agradable y con personalidad, en la que no suele tener cabida la lámpara de luna o de globo, sino modelos ‘de adulto’. En esta propuesta de cuckooland, la guirnalda de colores forma parte de su manera de expresarse.
2. A la medida de sus deseos y necesidades
Aunque nunca te hayas parado a pensar en la importancia de la luz en el cuarto de tu hijo adolescente, resulta imprescindible para el (buen) desarrollo de su día a día. “Lo más importante es saber conjugar bien los diferentes tipos que precisa una habitación juvenil, dependiendo del momento y la actividad: general (techos y paredes) + puntual (suelo y mesas). Es preciso conocer muy bien las necesidades que existen y las actividades que se van a realizar en el dormitorio (estudio, relajación, lectura, descanso…) para elegir una iluminación concreta que ayude en esas tareas”, aconsejan desde Faro Barcelona.
3. No olvides la luz natural
¡Si tu hijo no sale al sol, deja que entre en su cuarto! Dada la cantidad de horas que pasa en su habitación, debes intentar que disfrute al máximo de la luz natural, ya que el sol tiene poderes mágicos, beneficiosos tanto para la salud como para el estado de ánimo y la energía positiva. Una buena manera de multiplicar su efecto es pintar las paredes en colores claros, que la expandan y la lleven a todos los rincones del dormitorio o elegir cortinas ligeras, que le permitan el paso. Como efecto rebote en las luminarias de techo deberas instalar bombillas de menos intensidad y preferiblemente de 'luz diurna' (ni muy cálidas ni muy frías).
4. En la cama
En las habitaciones juveniles, la cama es también, incluso con más motivos, el centro del espacio. En ella no solo duermen, sino que repasan un examen, tocan la guitarra o leen. "Si tu hijo es de los que precisan cinco minutos (o 10) de lectura antes de dormir, necesitas una lámpara como la Guadalupe, que se pueda orientar y mover. Y que, además, no sea demasiado potente para evitar fatiga visual", señalan desde Faro Barcelona. Si tienes dudas, piensa que se llevan los diseños minimalistas y sencillos.
5. Para desconectar
Tanto si tu hijo es el 'rey de las fiesta' y siempre invita a sus amigoa a casa como si prefiere encerrarse solo y conectarse al mundo por Internet necesita una buena luz. “La iluminación de la zona de ocio depende mucho de sus gustos y las condiciones del espacio. No es lo mismo iluminar un lugar donde se va a utilizar alguna consola o juego virtual que si se va a usar como zona para ver películas o series, leer o, incluso, una mezcla de todo. Por eso, la mejor opción es utilizar luminarias regulables, para que puedan modificarla como lo prefieran”, aconsejan desde Oliva Iluminación. Sin duda, la lámpara Moon le ayudará a crear ambiente.
6. No dejes nada a oscuras
Si no quieres que encienda todas las luces a cada momento, incluso cuando vaya a buscar una camiseta, no dejes nada a oscuras. "En la zona del armario es conveniente colocar también lámparas empotradas con una óptica más abierta, para abarcar más espacio, y con una potencia generalmente alta. Para que la iluminación sea lo más eficaz posible, hay que tener en cuenta varios factores como la distribución, la profundidad y la colocación”, apuntan desde Oliva Iluminación.
7. Amuebla según la luz
Es importante que, en la medida de tus posibilidades, ‘amuebles’ las habitaciones juveniles, teniendo en cuenta las tomas de luz, para que puedas colocar, por ejemplo, una lámpara en la mesa de estudio, que evite que tenga que usar la de techo, con el consiguiente gasto energético y una peor calidad lumínica. Si las luminarias suspendidas se utilizan sobre todo para la iluminación general, las de sobremesa tienen un uso puntual y decorativo. En la mesilla de noche, el escritorio o en el alfeizar de la ventana, se pueden trasladar allá donde las necesites, incluso si sno son portátiles. De Vox en cuckooland.com
8. Zona X: el escritorio
Para que la falta de luz no sea una excusa para no estudiar, es preciso diseñar una zona de escritorio luminosa, tanta natural como artificialmente, y despejada, para que pueda dejar apuntes, libros y escribir, al mismo tiempo. Lo recomendable es que tenga entre 3000k-4000k que permita buena lectura, concentración y confort visual y que sea dirigible.
Después, tras un día largo de estudio, nada mejor que encender un par de lámparas de pared para relajarse antes de ir a dormir, como en esta propuesta de Ikea, que al estar situadas una a cada lado de la cama consiguen una iluminación homogénea, cálida y agradable.
9. Una buena luz general
Porque la habitación de un adolescente es también su centro de operaciones y dado que no solo juegan con la tableta o envían SMS a sus amigos, es imprescindible que incluya, al menos, una luz de techo, que ilumine de forma general toda la estancia. Evita los fluorescentes y déjale que elija. Las hay redondas y de papel para un estilo femenino y romántico; bombillas gigantes para los que sueñan con vivir en un 'loft'; con pantalla clásica para un estilo simple pero efectivo,; esculturales y bellas... En esta propuesta de Cartelle Design apuestan por el diseño y por la regla del 'dos mejor que una'.
10. De pie, estilo de quita y pon
Son, junto con sus hermanas de sobremesa, el broche de cualquier proyecto lumínico. Colócalas en una esquina, junto a la cama o al lado del escritorio. Más libres y menos encorsetadas que las luminarias de suspensión, son las encargadas de dar personalidad, además de elevar la altura de la estancia. De estilo industrial, como en esta propuesta de Maisons du Monde, a modo de proyector de cine, con pantalla de tela... ¡El abanico de posibilidades es (casi) infinito!