Dormir en una casa de Frank Lloyd Wright es posible, incluso si no tienes los 16,4 millones de euros por los que se acaba de vender su famosa Ennis House (Los Ángeles). Plansmatter.com te permite alquilar una vivienda del genial arquitecto americano por unos 360 €/noche. Kinney House está ubicada en Lancaster (Wisconsin) y fue diseñada en 1951 para Patrick Kinney, su esposa Margaret (que había sido asistente de la hermana de Lloyd Wright) y sus hijos. A veces, lo exclusivo está al alcance de la mano.
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“Ninguna casa debería estar sobre una colina ni sobre nada. Debería ser de la colina. Perteneciente a ella. Colina y casa deberían vivir juntas, cada una feliz de la otra”, decía Lloyd Wright. Y esta vivienda de Lancaster (Wisconsin) es fiel a su creador, integrándose en la ‘Naturaleza’ (el arquitecto siempre la escribía con mayúsculas), decorándola y enriqueciéndola, nunca estropeándola (“Creo en Dios, solo que lo llamo Naturaleza”). Además, su ubicación privilegiada permite disfrutar de agradables paseos o de un sinfín de actividades al aire libre.
Aunque el plan original consistía en un núcleo central hexagonal doble que albergara el salón, el comedor, la cocina, el dormitorio principal y el cuarto de baño, y un ala con dos dormitorios y un segundo baño, la llegada de un cuarto hijo trajo consigo un añadido extra con dos habitaciones y otro baño. Al entrar en la vivienda un pasillo con el suelo de piedra y las paredes forradas de madera te conducen a un espacio multifunción.
La pasión de Frank Lloy Wright por crear una arquitectura democrática al estilo de Usonia (su visión particular de hogares familiares cómodos y de bajo costo) se ejemplifica a la perfección en esta casa. Con un presupuesto de unos 13.620 euros, el arquitecto americano apostó por el hormigón como material de construcción principal. En un esfuerzo por no elevar el presupuesto inicial y obtener la piedra caliza local de Wisconsin, el propietario actuó, incluso, como contratista y asumió parte de la mano de obra. En consecuencia, la casa Kinney se conoce como una de las pocas viviendas de Lloyd Wright ‘construidas por sus dueños’.
Cuando la mayoría de las personas piensa en casas modulares, imagina ángulos de 90 grados, pero no así Frank Lloyd Wright. El genial arquitecto, tenía más de 70 años cuando diseñó el museo Guggenheim de Nueva York, creía en ‘módulos de diamante’ y ángulos de 60 y 120 grados, que configuraban espacios capaces de ofrecer, mientras caminabas por la casa, una visión más amplia de las habitaciones. Estos ‘diamantes’ se extendían más allá, creando también tridimensionalidad en el techo, la iluminación y los muebles.
El salón, el comedor y la cocina, separada del resto por un tabique de piedra abierto por los lados, se fusionan en un acogedor espacio único, donde la chimenea a ras de suelo y ‘excavada’ en la piedra es uno de los elementos principales. Vestido con piezas y accesorios de materiales naturales, el suelo del estar y del comedor es de moqueta, lo que resulta mucho más cálido, mientras que en la cocina y en la zona de la chimenea es de piedra, una solución mucho más práctica en esas zonas más expuestas.
Lo maravilloso de esta experiencia vacacional de diseño es que no estamos ante una casa museo, sino ante un hogar, el hogar de los Kinney. Por este motivo, muchos de los objetos, como platos, alfombras, pinturas y cerámica, que pueblan sus estanterías y paredes, tienen un significado personal, ya que reflejan la vida familiar. Si te fijas en la última fotografía de este artículo, hay estancias, como la cocina, que se mantienen (casi) intactas. Ese es, quizás, uno de los ‘extras’ de este alojamiento único y especial.
Con unos 160 metros cuadrados, tres dormitorios, dos dobles y uno sencillo, alojarse en Kinney House te permitirá desconectar de la tecnología, no hay wifi, e integrarte en la arquitectura y el entorno natural. La decoración, sencilla y funcional, con piezas de madera y alfombras y telas de fibras naturales, contribuye a reforzar esa sensación de hogar y paz. Y no te hagas ilusiones, aunque hay televisión, solo se puede usar para reproducir DVD.
La piedra y la madera son los materiales protagonistas en el interior de la casa, pero a pesar de su espíritu rústico, aquí muestran su versión más contemporánea, sin perder en ningún momento su capacidad de crear hogar. En el cuarto de baño, la bañera se ha situado bajo la ventana, permitiendo que el paisaje se cuele dentro.
Para sacar mayor partido al pasillo, se ha diseñado una estantería de madera con baldas de poco fondo, que permiten el paso cómodo, y ofrecen un espacio muy útil para colocar libros y adornos. Las piezas de cerámica se reparten por las distintas estancias de la vivienda, ayudando a crear una decoración más personal y auténtica.
Hoy, cuando su hija Jane Kinney reflexiona sobre la que fuera su casa, recuerda como los niños la llamaban ‘nave espacial’ y como muchas personas venidas desde diferentes partes del mundo se detenían sin avisar con la esperanza de echar un vistazo al trabajo de Wright. Por lo general, sus padres invitaban a los extraños a entrar y se la mostraban con orgullo, a menudo durante horas. ¡No te conformes con verla!