Moderna, cómoda y con encanto. Una fachada de piedra esconde una casa con todas las comodidades, un mix de diez, fruto del trabajo del estudio de arquitectura y construcción Ábaton.
Una casa de campo para soñar
Una dehesa con encinas y un sotobosque de retamas jaras y espinos. Allí se sitúa esta casa de campo, en una finca de más de treinta hectáreas. Anteriormente existían varias construcciones: una casa principal, una de guardeses, unas cuadras y un palomar. En la intervención, el estudio de arquitectura Ábaton delimitó aproximadamente una hectárea, una zona enmarcada por caminos y donde se encontraban las edificaciones, para centrarse allí en la creación de esta casa de 300 metros cuadrados, a la que se accede a través de un camino arenoso custodiado por encinas y grandes rocas de granito. En este pedacito de naturaleza, la mesa es de Batavia y las sillas metálicas de Fermob.
Entre las edificaciones de la casa principal, la de invitados y las cuadras se crea un patio en el que destaca un olivo en el centro y una enorme encina de fondo. Este espacio distribuye el acceso a cada construcción.
Ábaton decidió recuperar en la intervención los muros de 70 cm de piedra de granito, abriendo en ellos huecos de gran tamaño para dejar que la luz alcance el interior. Además, cada una de las ventanas se concibe como un elemento a través del cual entrar en contacto con la naturaleza. Aquí, las vistas desde uno de los espacios exteriores de la casa.
La fachada de esta casa de campo, toda en piedra, se actualiza con los grandes ventanales abiertos. La construcción adquiere una presencia aún mayor gracias al entorno natural que la rodea. Pero precisamente el encanto de este proyecto reside en la original combinación de estilo in & out que se ha logrado: el más rústico y campestre en el exterior y una cálida modernidad en el interiorismo.
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El espacio interior está organizado en tres niveles, que de alguna manera se comunican y relacionan, aunque manteniendo la independencia, a través de la escalera. Esta es en el salón una gran biblioteca de diseño en cuadrícula muy abierto y ligero. La escalera -que abarca la altura completa del edificio- provoca que los espacios se asomen recíprocamente uno a otro. El sofá en color gris es un diseño componible de Verzelloni con cojines de Batavia. La mesa auxiliar es diseño de Jean Prouvé de 1944 en Vitra sobre la que luce la lámpara de Gae Aulenti de 1965 en Oluce.
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Aquí se aprecia un detalle de la escalera en chapa negra y la combinación con la madera, los dos materiales utilizados en el diseño y construcción de la estantería que se adapta a la forma de los peldaños. Alfombra y obra gráfica en Batavia y lámpara diseño de Gabriel Teixidó en Carpyen.
La zona de día o espacio compartido se ubica en la planta baja, mientras que las más privadas y de descanso se reservan para el nivel superior. La primera es una planta diáfana con dos grandes paredes correderas (al fondo de esta imagen), que permiten organizar el espacio en tres estancias según la necesidad: la cocina, el salón, y otro espacio que puede funcionar como cuarto de invitados o como sala de lectura. La ventana de la cocina mira hacia la sierra, el gran ventanal del salón abre el espacio mientras la ventana de la habitación multiuso deja que se cuele la gran encina en el interior. Alfombras, juego de botellas de cristal, cojines, mesa de centro, las butacas y la obra gráfica es de Batavia.
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Los sofás de la zona de estar de la planta principal se orientan hacia los ventanales, como la apertura fija de cristal que se aprecia en esta imagen. Al lado contrario, el salón cuenta con otra ventana, en esta ocasión, de apertura corredera. La decoración es cálida y en ella se mezcla la sencillez del diseño del mobiliario con el confort que aportan los colores y textiles. Esta pareja de butacas originales de los años 50 son obra de Hans J. Wegner, disponibles en Batavia.
Este es un detalle de la sensación de continuidad que se produce con la apertura de los ventanales. Desde el exterior, un acceso al interior del salón. El puf blanco es un diseño de Lievore Altherr Molina en Verzelloni y el aparador antiguo es de la colección de Batavia.
Desde el salón se accede a la zona de comedor, ubicada justo delante de la cocina abierta. Se decora con una mesa en color blanco extensible, de Kristalia, con sillas tapizadas plegables diseño de Jonas Forsman en Moooi. Es la propia ubicación la que delimita el espacio aunque para aislar completamente se diseñó un panel corredero con el que es posible mantener toda la calma en el estar mientras se utiliza la cocina.
El blanco impoluto de la cocina solo se altera con la presencia del suelo y de las sillas. Las paredes esconden también almacenaje y la cocina se organiza en dos frentes, uno de ellos con barra con taburetes de Hay. Con esta distribución, la zona de estar queda preservada de los humos de la cocina a pesar de estar abierta y el comedor, tan cercano, resulta cómodo y funcional para usar a diario.
La zona de cocción se ubica en el frente de módulos bajos que queda delante de la ventana con una campana de grupo filtrante empotrada en el techo para que no haya ningún elemento que interfiera en la continuidad visual.
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En el exterior esta casa de campo también cuenta con un comedor desde el que disfrutar de las vistas y la paz del entorno. La mesa es de Kristalia, las sillas de Vitra y el jarrón de Batavia. De nuevo, otro atractivo contraste entre la piedra de la fachada y la actualidad del mobiliario de exterior.
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En la planta superior, las habitaciones también cuentan con vistas a la sierra. El dormitorio principal se articula en dos niveles: la zona de descanso como tal con baño y un altillo en el que se coloca una zona de trabajo. La cama se apoya en un cabecero exento que delimita la zona de armarios. Cuenta con iluminación integrada y una hornacina a modo de mesita de noche. El blanco predomina aquí en paredes y revestimientos, caldeado solo por los textiles de la cama con cojines de Batavia y el suelo de madera. Ábaton, encargado del proyecto, y Batavia del interiorismo, han sabido lograr el equilibrio entre confort, calidez y modernidad.
La puerta al baño y la contraventana son de madera y al deslizarlas se descubren los muros de granito originales de la casa. La original forma en que se ha resuelto la ubicación de la bañera hace que la pieza se integre en el ambiente y disfrute de una ubicación privilegiada junto a la ventana.
Las dos plantas del dormitorio están abiertas y conectadas por una escalera de chapa que arranca desde una peana, que a su vez sale desde la estructura de la bañera. Tanto la madera como la chapa son los materiales que dan forma a la mesa de trabajo del altillo que, al mismo tiempo, hace de barandilla del espacio.
Un detalle del frente de lavabos del baño -una pieza del mismo material con lavabos integrados- con una gran ventana que abre el ambiente al exterior. El mueble suspendido concede ligereza y el blanco total potencia la luminosidad. La sencillez es la máxima aquí.
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En el nivel más alto de la casa, el altillo al que se accede desde el dormitorio principal, hay una ventana que domina el paisaje y enmarca el horizonte en dirección a Madrid. Además, llena de luz este rincón que no solo es perfecto para leer o relajarse sino para trabajar ya que se encuentra bastante aislado del jaleo de la casa. Alfombra de cáñamo de Batavia, butaca descalzadora diseño de Edward Van Vliet en Moroso y lámpara cesta de Miguel Milá de Santa & Cole.