Muchas veces hemos oído que una pieza de decoración tiene estilo 'art déco', pero no siempre todo el mundo conoce exactamente cuáles son las características que debe tener un diseño para poderse denominar con esa etiqueta.
Si algo define al art déco es la alegría y el glamour, a partes iguales. Surgió en los años 20 y está impregnado de majestuosidad, minimalismo y movimiento. Todas estas características son en sí mismas muy difíciles de casar entre sí, pero este movimiento artístico lo consiguió e hizo que se impregnaran de la elegancia del jazz y del color de otra época.
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El art déco bebe de materiales dorados, formas en mosaico (que se repiten) y líneas rectas, en paralelo y con muy poca ornamentación. Sin llegar a ser un estilo industrial, es contundente, por sus materiales y por sus diseños. Aun la pieza más pequeña y delicada de art déco es un canto a la autosuficiencia, el poder y la belleza.
No se trata solo de un estilo, sino de un movimiento artístico que englobó todo tipo de proyectos: mobiliario, arquitectura, joyería y moda. Y pese a que fue presentado por primera vez en París en el año 1925 y que es un movimiento que hereda estilos y apariencias de la Grecia Antigua y el lejano Egipto, lo cierto es que ningún otro país ha sido tan prolífico con el art déco como Estados Unidos.
Cuando nos referimos al estilo 'Gotham' al pensar en cierto tipo de arquitectura, estamos diciendo coloquialmente que un edificio o un diseño de interiores nos recuerda al Empire State Building o al Edificio Chrysler de Nueva York. Ambos son dos exponentes del art déco que nos dan motivos suficientes para entender por qué este estilo está tan asociado a Norteamérica.
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Un movimiento cíclico que vuelve a estar de moda
Desde 1925 a 1939, este estilo gozó de la máxima salud, y después permaneció unas décadas en retroceso. Se impusieron estéticas algo más barrocas, aunque dejó su legado en manos de un estilo similar, el mid century, que aún se mantuvo en boga hasta bien entrados los años 60.
Después, en los años 80 y 90, el art déco volvió a tener cierta influencia, pero más bien como una reminiscencia decadente de un glamour olvidado. El estilo resurgió sobre todo en arquitectura y en cierta estética cinematográfica. Sin embargo, choca directamente con el diseño pop, que tiene igualmente un alto contenido de alegría, pero que huye del glamour y de las líneas sobrias.
Ahora, de nuevo, el art déco está influyendo en las tendencias de diseño de interiores, arquitectura y complementos. Se trata en todo caso de un diseño actualizado y puesto en valor, que aprovecha todo el viaje de estos casi 100 años por los que ha pasado este movimiento artístico, y se apoya de nuevo en sobriedad, esperanza en el futuro, progreso y líneas contundentes y envejecidas. Colores lisos, materiales nobles y formas geométricas.
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