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Los creadores del proyecto Kusco nunca llegaron a imaginar que sus muebles y objetos de decoración hechos de cartón se convertirían en un auténtico objeto de deseo. La gran preocupación de muchos países por la preservación del medioambiente y la tendencia imperante con la sostenibilidad como protagonista ha contribuido a que pequeños emprendedores y artesanos hayan logrado un hueco importante y una relevancia mediática si precedentes. Es el caso de Matías Schulman, el diseñador industrial argentino quien, trabajando en un proyecto de energías renovables junto a un amigo, empleó el cartón para elaborar un stand destinado la presentación de un proyecto de incubadoras.
La falta de presupuesto para dicho fin hizo que agudizaran el ingenio hasta construir un living completo de esta materia, descubriendo que es mucho más resistente de lo que muestra su apariencia. El rincón tuvo tanto éxito que muchos de los asistentes se habían llevado los objetos que decoraban el espacio. Así lo relataba su creador en una entrevista realizada a la revista 0221: "Pensamos que sabíamos de cartón, pero nos dimos cuenta de que no sabíamos nada y es un mundo aparte, realmente". Desde ese descubrimiento nació Kusco, cuyo nombre es un homenaje a los perros callejeros, llamados 'cusquitos' en su tierra, a los que relacionaron con el cartón por ser nobles, dóciles y accesibles: "Nos identificamos con ellos y queremos salvar este material que viene de la calle. Su fidelidad, el cuidado… Es de todos y de nadie a la vez". Con estos valores, su empresa que comenzó con una inversión de unos 1.000 euros ha conseguido realidar un sueño que ha llegado a facturar casi 450.000.
Aunque comenzaron con el diseño de sillones, mesas y bancos de cartón virgen, en la actualidad Kusco ha llegado a generar un porfolio en el que existen soportes para monitores, perchas, lámparas, placas para tótems publicitarios y banquitos. Una gran variedad que, dada su originalidad, ha llegado a cerrar importantes colaboraciones con partners como Airbnb, la Cervecería Wesley, Renault, el banco HSBC. Asimismo, Kusco ha trabajado para gobiernos de las provincias de Buenos Aires y numerosas agencias creativas de la capital argentina. Una expansión que no cesa, llegando a proveer con sus originales perchas a más de 30 emprendedores textiles.
Como sucede con muchas de las alternativas sostenibles, esta también tiene su inconveniente como afirma el propio Matías: "Los costes a veces son una barrera. Como se piensa que es un material que se obtiene en la calle y es regalado resulta caro. Sin embargo, tras el producto también se encuentra todo el trabajo diseño". Además, el material de producción es muy costoso, como las planchas vírgenes que conseguimos por un proveedor en Sarandí y la troqueladora de Berazategui. Una producción que eleva los costes pero que no ha podido parar la ambición sostenible de su creador y que planea grandes proyectos con un extra educativo. Entre sus objetivos a corto medio plazo se encuentran la creación de un parque de educación vial y diversas iniciativas para la reforestación (plantarán un árbol por cada banco que vendan).
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