El sol es maravilloso y estamos deseando de que regrese a nuestra vida, pero cuando estamos en lo más profundo del verano, cuando el sol está en lo alto, con cierto aire castigador, un toldo puede ser la respuesta a nuestras plegarias. Los toldos dan una sombra deliciosa, y aunque implican una inversión inicial muy seria, una vez instalados no precisan de mantenimiento y siempre estarán disponibles para desplegarse.
El color de la lona
Puede parecer una decisión menor, pero si vivimos en una comunidad de vecinos probablemente debamos instalar un toldo que vaya en relación al color y el tejido de otras lonas o persianas, para mantener una relación estética general en equilibrio. Si no lo tienes muy claro, consulta al administrador de la comunidad de vecinos. Es probable que tu toldo acabe en el orden del día de la próxima reunión de la comunidad, pero en este tema es mejor prevenir que curar porque, si acabas instalando un toldo que no se ajusta a la normativa de tu comunidad, es posible que debas desinstalarlo, volviendo a pagar por otra lona, con el prejuicio de tiempo y dinero que eso significa.
Si tienes libertad para instalar el toldo del color que quieras, piensa en el conjunto de tu terraza o patio y aprecia cómo quedará el color que elijas en relación con las paredes de tu casa. Si tomas la decisión a la ligera pensando que el color no es importante y que no tiene porqué conjuntar, o aprovechando el que resulta más barato, puede que te arrepientas ampliamente cuando siempre que lo mires recuerdes que no es el color más indicado para tu casa.
Leer: Terrazas para tus largas y cálidas noches de verano en Madrid
Existen muchas decisiones técnicas que debes tomar
Existen toldos que se despliegan de forma automática, con un riel en movimiento que moviliza la lona, y otros que deben ser extendidos de forma manual. Estos últimos, los manuales, implican un molestia muy leve si es un toldo de terraza, porque tan solo debes girar una manivela con un gancho. Sin embargo, otros modelos pueden resultar más engorrosos y requieren mayor atención, como los toldos de techo. Antes de tomar una decisión evalúa que el gesto de desplegar y plegar el toldo será un acto que deberás hacer muchas veces en el futuro, pues para curarte en salud y no tener un accidente con el viento, cuando el sol se va es altamente recomendable plegar de nuevo el toldo, no sea que venga más tarde un golpe de viento y se lo lleve por delante.
Además, el tipo de lona marcará también el éxito o el fracaso de tu iniciativa. No todos los toldos son iguales. Puedes recurrir a una lona acrílica o un tejido microperforado. La primera es más barata y tiene más variedad de colores. Sin embargo, la microperforada favorece que corra el aire y no acumula tanta humedad, por lo que se seca antes y no corre el peligro de encharcarse. Esta decisión también está conectada con el clima de donde vivas: si es en el norte lloverá más y la humedad será un factor a tener en cuenta, y si vives en el sur el calor será tu principal preocupación para desplegar el toldo. Lo más grave puede ser colocar un toldo que no se seque bien y que acumule agua en una zona lluviosa.
Leer: El encanto 'retro': decoración 'vintage' para terrazas
Cuidado con el viento
Cuando desplegamos un toldo el viento puede jugarnos una mala pasada. Si nunca has tenido toldo descubrirás que la posibilidad de que este salga volando será una de tus preocupaciones más comunes.
Pero no temas, es normal y realmente no es tan grave. Si planteas instalar un toldo de balcón o terraza, en vertical, existen sistemas de anclaje para evitar que ante unas ráfagas de aire el toldo pudiera producir un accidente. Es muy sencillo de aplicar, pero requiere que siempre te acuerdes de que está, y de no tensarlo demasiado, pues un mal uso puede acabar arrancando los seguros y dejarlos inservibles.
Leer: Fusiona terraza y vivienda con el 'tropical jungle'