Frisos de pared: la vuelta de un clásico con mucho estilo
Con fama de ‘clasicones’, pasaron un tiempo lejos de las viviendas de estilo moderno. Sin embargo, ahora recuperan su esplendor en las paredes de las casas, dispuestos a no dejarse arrinconar por otras tendencias.
Resulta curioso comprobar como un elemento tan presente en nuestras casas durante años, perdiera fuelle decorativo, limitándose su presencia (casi) a las habitaciones infantiles. Sin embargo, ahora regresa con todo su poder transformador, convirtiéndose en el revival más estiloso de este 2019. Aunque, eso sí, su reaparición está marcada por nuevas reinterpretaciones y un aire más moderno y atractivo.
Un potente activo ‘deco’
A la incorporación de materiales y colores, se les suman nuevos diseños. De manera que ahora no solo se hacen en horizontal, sino que se crean también en vertical, reinventando los códigos y marcando la separación de colores en un espacio con dos tonos. Más que nunca, usa patrones de moda, invitando a los interiores más modernos a utilizarlos, abriendo un universo donde hay cabida para todos los gustos y tendencias.
Elemento multifuncional
El friso, también llamado zócalo alto, es un verdadero aliado en la decoración y el interiorismo actuales, ya que, además de embellecer los ambientes y proteger las paredes, imprime vitalidad al espacio, aporta profundidad a las habitaciones y resalta los detalles. Y más allá de su estética, permite delimitar los ambientes de una estancia y aumentar visualmente la altura de la pared, cuando se coloca a menos de 20 cm del techo. Por el contrario, puedes rebajar la altura del techo si lo instalas a un tercio de la pared, incluso llegando a un 150-180 cm, brindando, así, un ambiente más íntimo y acogedor.
Materiales y usos
Si antes el papel pintado era el preferido, solo hay pensar en la típica habitación infantil con zócalo y cenefa incluida, ahora la madera es el material estrella. Aunque puedas identificarla con una decoración clásica y señorial, lo cierto es que en función del tipo que elijas y de la forma de colocación el resultado varía. Así, las que llevan nudos y vetas son perfectas para ambientes rústicos; las tablas colocadas de forma transversal, para urbanos; los lisos con maderas claras o pintadas de blancas se integran bien en decoraciones nórdicas; mientras que los cuarterones, con molduras o no, son aliados de la estética clásica.
Aunque el papel pintado ha cedido parte de protagonismo en el apartado de zócalos, no así en la decoración de paredes en general, sigue siendo uno de los materiales ‘top’. Los más empleados son los vinilos adhesivos, por una buena razón: resultan fáciles de instalar y se logra transformar el ambiente en cuestión de horas (minutos, las más manitas). El resto de papeles les siguen de cerca, ya que además de sus muchas ventajas tienen la capacidad de convertirse, casi mágicamente, en protagonistas absolutos. La clave está en elegir el modelo que mejor se adapte, tanto al estilo como a tus gustos y condiciones de la estancia. Las rayas son perfectas en habitaciones contemporáneas, pero con cierto gusto por lo clásico; las fibras, como la rafia, para un ambiente natural… Además, recientemente se ha incorporado la cerámica, gracias a sus muchas cualidades técnicas, creando soluciones llenas de ingenio y encanto.
De secundario a protagonista
Este broche perfecto en la decoración de paredes puede adoptar muchas formas y usos, demostrando que es un actor versátil, al que es difícil encasillar. Por eso, además de en su hábitat natural, se encuentra a gusto, aunque a priori no logres situarlos, en otros lugares de la casa.
Así, viste elegantemente un marco de puerta o la ventana; puede resaltar un ángulo o rincón de la habitación, incluso puede mezclarse con la decoración y abrir una mirador al mundo, en el caso de los murales panorámicos. Pero puede ser eso y mucho más, ya que es capaz da la vuelta a los muebles de una estancia o destacar un elemento, cuando se coloca, por ejemplo, en el borde de una chimenea.