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No son un simple objeto de decoración. Las lámparas constituyen un elemento fundamental en la iluminación de una sala o habitación, de modo que son las auténticas responsables de crear un ambiente acogedor en el que apetezca estar. La luz lo cambia todo y este doble papel -estético y funcional- es esencial para dotar de carácter y personalidad a una estancia, por lo que dar con la adecuada es una ardua tarea en la que hay que tener en cuenta varios factores. De techo o de pie, existen infinidad de tipos y estilos capaces de crear un universo único en torno a ellas. Clásicas, vintage, de diseño o vanguardistas, con un poco de gusto y dedicación pueden convertirse en las grandes protagonistas de cualquier espacio. He aquí algunas claves.
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Clásicas
Las lámparas de estilo clásico, tipo chandelier o araña, nunca pasan de moda. De gran tamaño y con sus característicos brazos, se convierten de manera instantánea en las auténticas estrellas de la estancia. Son perfectas para salones y comedores espaciosos, pero también para dormitorios creando un ambiente único y muy original. Muy románticas, evocan al pasado sin resultar cargantes y combinan con cualquier decoración (incluso, con las más vanguardistas e industriales) dando lugar a un especio lleno de personalidad.
Industriales
Los grandes focos industriales de metal se han convertido en los favoritos de los últimos tiempos por el público más joven. Funcionan muy bien con muebles de madera de estilo vintage aportando una luz directa ideal para iluminar mesas de comedor. También van muy bien en cocinas donde se suelen colocar en hileras de dos o tres focos de menor tamaño.
Rústicas
De materiales naturales como el mimbre, bambú o madera son fantásticas para aportar el toque de distinción a la decoración de casas de campo o de montaña, aunque también encajan a la perfección en pisos y apartamentos, sobre todo, en combinación con elementos de piedra o madera. Su luz es cálida e ideal para crear ambientes íntimos, como si estuviéramos frente a una hoguera.
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Vintage
Son de otra época, pero aportan un toque muy actual que encaja casi con cualquier tipo de decoración. Son piezas elegantes y muy especiales, con una cuidada estética que pueden combinar distintos materiales dando lugar a piezas como la de la imagen, de inspiración modernista. Como de por sí gozan de una gran personalidad, conviene no recargar la decoración de sala para cederles todo el protagonismo.
Contemporáneas y vanguardistas
Puede que sean algo arriesgadas, pero tienen el poder de convertir cualquier estancia en un universo muy especial. Con materiales inesperados (por ejemplo, papel como en la imagen), llamativos colores y diseños espectaculares y sorprendentes, las lámparas de estilo contemporáneo pueden encajar muy bien con salones nórdicos o minimalistas, dando una personalidad única. También con elementos clásicos o vintage, creando espacios eclécticos muy originales e inspiradores.
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