Si este año no has hecho planes y prefieres celebrar San Valentín en casa, necesitas que todo esté perfectamente organizado, para que resulte una velada y, quizás un desayuno, perfectos. Antes ponerte con la mesa, revisa que el resto de estancias (desde el recibidor hasta el cuarto de baño) estén libres de cosas por medio y reine en ellas el orden y la limpieza. No olvides, el aroma, especialmente si has cocinado: un ambientador con una fragancia sutil te ayudará a crear atmósfera.
Atmósferas con mucho ‘love’
Puedes decantarte por el clásico rojo, el color de la pasión y el amor y apostar por un estilo romántico, en el que predomine el rosa y el blanco; sin embargo, si no te gustan los ambientes recargados, elige tonos claros y opta por vajillas minimalistas pero de colores alegres. Lo mejor es elegir según te sientas ese día o en función de los accesorios que tengas en casa. No se trata de comprar todo, solo algún detalle que te falte, por ejemplo las flores.
Vajilla y cristalería
Es el momento de sacar la artillería pesada y lucir la vajilla, la cristalería y los cubiertos de fiesta. Al ser solo dos, todo resulta más sencillo, tanto a la hora de montar la mesa como para el tema de equipamiento. Debes hacer que tu pareja se sienta tan a gusto como si estuviera en un restaurante de lujo, por lo que, además de los platos para cada uno, es imprescindible que tengas otro para el pan, fuentes para los aperitivos, una hielera, para que el cava o el champagne estén en su punto, una tabla para los quesos… La elección de las copas también es muy importante, el cristal de bohemia siempre es una buena elección. Al igual que el oro, incluso en el borde de platos y vasos o en los cubiertos, es uno de los mejores acompañantes para una mesa ‘10’.
Bien vestida
Lo ideal es apostar por tonos neutros, para no sobrecargar el conjunto y dar un toque ‘dulce’ a la mesa. Beiges, blancos y rosas empolvados son buenas opciones. Eso sí, evita que quede deslucida y sosa con detalles en color o plata y oro o pon una nota pasional cubriendo el mantel con pétalos de rosa, no necesariamente rojos. Aunque los modelos estampados no están prohibidos, lo cierto es que resultan más elegantes los diseños lisos. En hilo bordado te ayudarán a crear una mesa sofisticada y ‘chic’, mientras que los manteles de lino o algodón pondrán la nota más natural, creando un ambiente más desenfadado, pero igual de encantador.
Broche final: adornos con mucho estilo
Flores, velas y adornos son la guinda de cualquier estilismo ‘deco’. Eso sí, siempre que los coloques en su justa medida y no saturen la mesa con su presencia. Recuerda no pasarte con la altura de los centros de mesa, para que podáis miraros a los ojos, sin obstáculos visuales, y mantener siempre una temática.
Juega con candelabros de diferentes tamaños, para estructurar tu mesa y dar volumen y sensación de movimiento. Para evitar cualquier error de cálculo, elige velas blancas, así no competirán con el resto de los accesorios. Si tienes tiempo, también puedes realizar algún adorno tú misma. Una idea: corta dos corazones de papel rojo y ciérralos con una cinta verde. ¡Toda una declaración de amor!