El dormitorio es una de las estancias más únicas de un hogar. La menos expuesta al paso de invitados, representa ese lugar dedicado al descanso personal de quienes habitan en la casa; una isla en la que plasmar tus intereses, pero también rodearte de aquellas cosas bellas que te hacen feliz. Es lo último que ves cuando te acuestas y lo primero cuando te levantas para arrancar un nuevo día, una idea que abre una dimensión y significado diferente al dormitorio en el que, posiblemente, no hayas reparado hasta ahora.
Es una estancia dedicada a la noche y a dormir, pero también puede ser un espacio perfecto para leer, escribir, ver tu serie favorita o charlar con tu pareja. Por todo ello, es importante que sea confortable, armónico y personal. Único para la personas o personas que lo llenan de vida. Trasladar tu estilo y ADN a tu dormitorio puede no parecer una tarea sencilla, pero seguro que, si dedicas un poco de tiempo a escucharte, darás con la clave. Rodéate de detalles que hablen de ti y verás qué cambio. Te dejamos algunas ideas a modo de guía para inspirarte.
Al natural
Si eres amante de la naturaleza tu dormitorio debe transmitirlo. La madera es uno de los materiales que puedes usar para crear esa calidez que te inspiran los espacios abiertos. Vigas de madera vistas, muebles o paredes paneladas son algunos de los recursos que tienes a tu alcance. Además, no pueden faltar las flores, al natural, en complementos o detalles deco, como en el caso de la imagen. Fíjate en las originales lámparas, el sutil estampado de las cortinas o en las ilustraciones del techo. Los tejidos suaves y ‘amorosos’ también son perfectos para este tipo de estilo.
Clásico, pero actual
Si eres de las que no le gustan las extravagancias ni vanguardias, este tipo de dormitorio puede ser para ti. Está plagado de detalles clásicos: la silueta de la mesilla y del tocador, la lámpara de base cerámica o el punto de luz del techo, en araña con cristales. Sin embargo, los tapizados, tejidos y algunos detalles rompen con el aburrimiento. El velvet azul noche, su armonía con el conjunto de cojines y complementos como, por ejemplo, una lámpara de aire industrial, le dan un toque actual muy acertado.
Minimalista
No hace falta forrar la habitación de muebles ni llenarlo de cosas. A veces uno necesita rodearse de espacios simples con los que sentirse en equilibrio, diseñados con una paleta de colores cortísima y en los que solo cuente lo necesario. Es el ejemplo de esta imagen, en la que un dosel copa todo el protagonismo de un dormitorio donde apenas hay un sillón y una mesilla, además de la cama. Las flores frescas son la única nota de color ¡pero qué color!
Urbano y moderno
Más arriesgado, cierto, pero reflejo de una personalidad urbanita, inquieta y seguidora de las tendencias. Este dormitorio permite ver lo bien que pueden quedar elementos estructurales a la vista, como la pared de piedra o los tubos de cobre. Los radiadores antiguos han sido pintados y se han sustituido las cortinas por persianas venecianas. Apenas hay muebles, salvo algunas piezas de anticuario elegidas con gusto, el mismo que se empleó en escoger la imagen que preside la estancia. Potente y personal como el propio dormitorio. El toque de color, nuevamente, viene aportado por los textiles, en este caso, el plaid.