Descubre lo que una buena distribución puede hacer por tu casa… ¡Y por ti!
Multiplicar los metros, sacar partido al espacio, llevar la luz a todos los rincones y facilitar los desplazamientos y la comunicación entre los ambientes. Sin olvidar, la agradable sensación de estrenar ‘look’. ¿Te animas a mover los muebles de sitio?
No hay vivienda fea y pequeña sino mal distribuida. Este 'mantra' de andar por casa expresa una realidad. Muchas veces no se trata de cambiar de muebles, invertir en piezas exclusivas o retapizar el sofá. En ocasiones, para conquistar el espacio, basta con dar una vuelta a la organización y encontrar la combinación ideal para tu contenido.
Según tus necesidades
"Una distribución ‘10’ debe contar con un buen programa de necesidades. Un organigrama con previsión de futuro, que establezca los cambios que se producen en las familias con el paso de los años. Actualmente, el núcleo familiar es más pequeño y, normalmente, algún miembro trabaja en casa, por lo que los espacios deben adaptarse a esta nueva realidad de manera natural”, señala el arquitecto Juanjo Lastra Pérez-Olaya.
Espacios abiertos, bien avenidos
También es importante tener en cuenta la superficie disponible para que puedas sacar partido a cada rincón y evites tanto los pasillos (un enemigo de las distribuciones modernas), como los huecos ‘muertos’. “Hoy por hoy las distribuciones abiertas definen la vivienda actual. Un concepto que no se puede confundir con tirar una puerta y dejar el hueco con la jamba. Se trata de diferenciar las zonas públicas de las privadas, para que no se mezclen y no compartan recorridos. Es preciso crear ambientes dentro de un mismo espacio, con elementos ligeros y que no lleguen al techo, por ejemplo, o jugar con lo transparente, como puertas o tabiques de cristal”, aconseja el arquitecto. Ten en cuenta que cuanto más pequeña sea una vivienda, más precisará de una distribución abierta. Hay que huir de los espacios 'mini' dentro de un contenedor más 'mini' todavía.
Ayudantes infalibles
No se trata de mover por mover, sino de buscar siempre la comodidad. Una buena distribución debe ser estéticamente bonita, pero también confortable, para que siempre quieras estar en casa. Para ayudarte en la tarea, puedes optar por el llamado ‘amueblamiento barrera’: piezas que, además de cumplir su función natural (albergar libros u ofrecer asiento), ayudan a delimitar visualmente espacios. “Así, el sofá no necesariamente tiene que estar pegado a la pared, sino que puede ser un elemento exento y servir para distribuir los diferentes ambientes, por ejemplo”, aconseja Juanjo Lastra. En esta transformación, no olvides colocar los muebles de manera que no obstaculicen el paso de la luz y respeta las distancias mínimas para moverte con facilidad, abrir los cajones de una cómoda o sentarte a comer sin molestar a tu vecino de mesa.
En busca de luz y el orden
Uno de los aspectos clave es la iluminación, señala Lastra: “Aunque a priori pueda no entenderse, el problema no es tener mucha o poca luz, ya que realmente lo importante es el contraste, no la intensidad. Así, una estancia con una luz blanca potente da mucha luz, pero no la percibes como tal y semeja un quirófano, aséptico y frío. Por eso, es mucho mejor jugar con el contraste, con luces indirectas, que diseñan ambientes más cálidos y luminosos y, al mismo tiempo, más eficientes energéticamente”.
También es importante la capacidad de almacenaje de los espacios, ya que no solo ofrecen un lugar para guardar sino que, además, ayuda a que tu casa se vea despejada y ordenada. Para ello, puedes jugar con la altura y el popular almacenaje vertical; recurrir al ingenio con soluciones de obra o muebles con varias funciones, o tirar de armarios, cajones y estanterías. Recuerda que a medida que cumplís años tú y tu casa, la necesidad de almacenar aumenta. ¡No falla!