Dormitorios para matrimonios muy bien avenidos
La decoración puede facilitar la convivencia y hacer que reine la paz en la habitación principal. Eso sí, siempre que se ajuste a la medida de los dos y sea territorio neutral, también en lo decorativo.
Horarios diferentes, etapas del sueño cambiadas, ronquidos, hábitos para conciliar el sueño que no coinciden: desde la televisión encendida hasta leer cinco minutos, por ejemplo. Compartir habitación tiene sus más... ¡Y sus menos! Por eso, si eres de las que prefiere dormir con tu pareja, toma nota de cómo decorar el dormitorio de matrimonio, para que ambos os sintáis a gusto y la atmósfera que os rodee sea propicia según el momento.
Nidito de amor
Ante todo, esta estancia tiene que ser un lugar íntimo y tranquilo, que favorezca el sueño. Por eso, no recargues la decoración, ya que ambos necesitáis respirar, y opta por soluciones que generen mayor sensación de espacio y os permitan moveros sin tropezar el uno con el otro. Mantén las vistas y recuerda que es un lugar de calma. Así que evita llevar las discusiones hasta la cama, porque no hay forma de dormir si el mal humor planea por tu cabeza y el ‘choque’ se ha producido en esta estancia.
Mobiliario y complementos que funcionan
A tu gusto, por supuesto, pero haciendo concesiones porque es un espacio de dos, donde cada uno tiene que sentirse parte de él. No puede ser demasiado femenino ni masculino, sino territorio neutral, aunque todo depende de tu pareja y sus miras decorativas. Beiges y crudos son siempre buenos aliados, mientras que el gris tiene toda la sofisticación para triunfar, permitiendo, además, pinceladas de rosa o violeta, sin resultar cursi.
No olvides, colocar lámparas a cada lado de la cama. Si tu mesilla es pequeña o la tienes siempre llena de bártulos, prueba a despejarla con un aplique de pared. Y si el dormitorio es amplio, crea un rincón de lectura o un despacho. Un sitio donde puedas dar rienda suelta a tu ‘yo’. Además, al tratarse de un espacio libre, podrás colocar esa figura que te regaló tu madre que, aunque no encaja en tu decoración, posee un gran valor sentimental y con solo mirarla te hace sentirte mejor. Si los metros son un problema, busca otro lugar de la casa. Mejor exiliarte que vivir encogida.
Hazte la cama
Y no solo porque el libro de William H. McRaven sea uno de los ‘best seller’ de la temporada y “pueda darte el impulso que necesitas para comenzar tu día y proporcionarte la satisfacción necesaria para darle un final adecuado” sino porque en el dormitorio (y casi en el resto de la casa), la cama es la ‘reina’ y el colchón su consorte. Por eso, debe ser grande, para que ambos podáis dormir a pierna suelta sin ‘ocupar’ el sitio del otro. Si tienes metros suficientes opta por un ‘Super King’ (200 x 200 cm), que facilita el descanso compartido. Si no andas sobrado de espacio, ten en cuenta que la longitud del colchón debe superar como mínimo 10 cm la altura de la persona más alta. Tampoco seas tacaña con el ancho. Olvídate del 135 cm y apuesta por, al menos, 150 cm, para que ambos os podáis mover con libertad.
La diferencia de pesos entre los dos, que uno se mueva mucho y otro no cambie de postura en toda la noche o que uno sea muy caluroso y otro friolero, no es impedimento hoy en día. Los colchones de muelles ensacados no transmiten los movimientos, los viscoelásticos, al ser moldeables logran que los cambios de postura de uno no afecten al otro, si prefieres ‘partir peras’ hay modelos con sistema de lechos independientes, que permiten la gestión individual de la firmeza y temperatura en cada lado, o modelos dobles que duermen bien juntos. Por si lo dudabas: ¿Desayuno en la cama? ¡Siempre!
Aspectos prácticos
Porque no solo de amor vive el hombre. Hay cuestiones que te facilitan el día a día y la noche. Armarios independientes, simétricos o no, cuyos interiores tienen en cuenta las prendas que albergan: más ropa de colgar, un batallón de camisetas, un zapatero como el de Imelda Marcos… También es importante mantener cierto nivel de privacidad, especialmente en habitaciones con el baño incorporado. Así que cierra la puerta o ponla, si no lo tienes.
Hablando de baños, el armarito (o la balda) suele dar también muchos quebraderos de cabeza. Crema de día, de noche, limpiador, tónico… El neceser de la mujer necesita un expositor como los de El Corte Inglés y más si eres seguidora de la rutina de belleza coreana y los 10 pasos, que arrinconan (sin querer) el bote de espuma de afeitar y el desodorante masculino. Así, que no olvides dejar hueco libre para tu cónyuge. ¡El baño es de los dos!