La guinda más apetitosa de un descanso óptimo es despertarte en un dormitorio que adoras, percibir cómo la luz se refleja a través de unos visillos que te hacen sentir en un ambiente natural, de pleno relax y donde parece que nada malo puede acecharte. La decoración de tu dormitorio es importante, porque es aquello que ves antes de dormirte y que marca la pauta del día siguiente, si tenemos en cuenta que es lo primero que verás todas las mañanas.
Decora con arrugas: así lo haría la naturaleza
Olvídate de formas perfectas y desecha cualquier atisbo de uniformidad. Pese a que las decoraciones naturales sí buscan cierta uniformidad cromática, el secreto está en formar un conjunto equilibrado entre diversidad y coherencia, para que todo ello nos transporte a entornos naturales.
Piensa en hacer de la cama un lugar en el que apetezca reposar, como si de una pradera maravillosa se tratara o un placentero montón de hojas mullidas. Ese efecto no podría conseguirse con una cama que pretenda estar impoluta, donde el juego de cama quede rígido y las arrugas no se perciban. De hecho, busca la arruga, que el juego de cama, las cortinas e incluso las lámparas puedan adherirse a esta consigna.
Apoya tu decoración en muebles de madera, cama, repisas y armarios. También lámparas de madera, o de mimbre. Y objetos decorativos con flores secas y elementos vegetales que, además, puedan aportar textura y olor a la habitación. Velas, porta lámparas, biombos, taburetes, bancos, arcones… Y piensa en el suelo: alfombras finas y muy gustosas con motivos florales o vegetales, y esterillas pajizas con detalles textiles.
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Envuélvete en tejidos naturales
Los tejidos son los elementos decorativos que más nos transportan, porque son sinestésicos. Es decir, no solo se perciben por la vista, sino que hacen transitar a nuestro recuerdo y a nuestras sensaciones por el tacto y el olfato. Las soluciones textiles más naturales, como el algodón, crochet y lino, podrán aportar a nuestro dormitorio un estilo colonial, asiático o rústico.
Busca conseguir una iluminación difuminada gracias al efecto que prestan unos ligeros visillos blancos en la iluminación natural, tiñendo la luz de la estancia con un frescor muy agradable gracias al tamizado semitransparente de la luz.
El blanco es una apuesta segura, pero también puedes optar por texturas. Para conseguir un aspecto más envejecido y natural, puedes optar por tejidos con estampados o tramas florales, rayas finas en relieve o bordados.
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Los tonos tierra que te transportarán
Alíate con el color de la naturaleza, los tonos tierra aportarán a las paredes de tu dormitorio un ambiente cálido y acogedor. La gama comienza en los amarillos claros, marrones y sigue por ocres más oscuros hasta completar la paleta en tonos rojizos. También puedes mezclar un leve color gris para darle algo más de personalidad.
La paleta de colores tierra incluye una gran variedad de tonos terracota, arena, siena, beige... En función de la luz que llegue a la habitación y del resto de la decoración podrás recurrir a un sinfín de opciones cromáticas para envolver tu espacio de intimidad en un color natural y evocador.
Estos tonos tierra son perfectos para combinar muebles en tonos de madera, especialmente el cabecero de la cama, que puede jugar a fundirse con la pared y a la vez resaltar haciendo presente la textura de la madera, sus vetas e imperfecciones, muy del estilo 'wabi sabi'.
Inspírate en el color de la tierra del vino, en la decoración de las casas de pescadores, en las fachadas rusticas de los pueblos interiores y en horizontes remotos como el desierto, la costa o parajes naturales en plena selva y vegetación. Los colores tierra pueden sumergirse en esas atmósferas y convertir tu despertar en un nuevo descubrimiento.
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