No hay mayor privilegio, que me perdonen los defensores de los metros cuadrados, que la luminosidad y las vistas. Y este proyecto es una declaración de amor a la luz natural y, de rebote, a las magníficas vistas de las que disfruta este ático barcelonés, que mira a la ciudad, el mar y la montaña (casi) de ‘tú a tú’.
La terraza, que tiene salidas desde el comedor y la cocina, es un lujo que te permite disfrutar del exterior también en la urbe. Decorada con piezas diseñadas por el estudio y de Carl Hansen & Son, entre otros, posee encanto y frescura, gracias a las grandes plantas en maceta; y calidez, por el pavimento, los tonos neutros, las fibras y la madera.