Es una de esas tareas más necesarias, pero que más pereza dan. Cuando llega el invierno o el verano, es preciso poner en orden la ropa, guardar la de invierno y sacar la de verano. Porque, aunque intentamos hacer caso a Marie Kondo e intentar que ambos vestuarios convivan en armonía todo el año, lo cierto es que no logramos conseguirlo, bien por falta de espacio, bien porque nos sobra ropa (mejor no saberlo).
Ordenar con cabeza
Aunque parece una tarea mastodóntica, lo cierto es que solo necesitas un día para conseguir un armario veraniego, digno de cualquier gurú del orden. De la mano de eBay y María Gallay, organizadora profesional y presidenta de honor de AOPE (Asociación de Organizadores Profesionales de España), ponemos en forma el vestidor para el cambio de temporada, al mismo tiempo que sacamos partido a la nueva estación. Es el momento de sumar para ti: “Tener tu armario saneado puede regalarte cinco minutos extras cada día para desayunar o no tener que ir corriendo a todas partes. Piensa: 5 minutos x 5 días cada semana, x 11 meses al año...”.
Prueba de fuego: guardar o tirar
Antes de nada, haz limpieza: sabemos que es duro deshacerse de esa ropa que algún día te valdrá, pero que de momento (y ya van tres años seguidos) sigue sin entrarte. Sé práctica: cuando pierdas esos kilos que nunca debieron acompañarte, lo que menos te apetecerá será usar ropa de Maricastaña, mejor ir de compras y disfrutar. Si tienes dudas, ten en cuenta que tu casa no es un museo, así que quédate solo con lo que pase las tres preguntas que plantea María Gallay:
1. ¿Me sirve?
2. ¿Me gusta?
3. ¿Lo utilizo?
Después, es el momento de “elegir personas, no cosas”. Y, por supuesto, empieza por elegirte a ti misma. Fuera eso que te costó muy caro, pero que no usas nunca; fuera ese regalo de boda que te horroriza; fuera ese par de zapatos que te hace daño, aunque sea de marca… “En definitiva, fuera todos los "por si acaso", sin piedad. La vida es muy corta para rodearse de cosas que no valen la pena porque no cumplen su función”, señala María Gallay.
A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar
Y ese lugar tiene que reunir tres condiciones. Debe ser cómodo: lo que quieres guardar cabe bien, es accesible a todos los usuarios y no tienes que rebuscar para alcanzarlo. Lógico: es obvio que tiene que estar allí y cualquiera puede deducirlo. Y, por último, práctico: es el mejor situado para su uso y periodicidad, de manera que el objeto vuelve casi solo a su lugar. Además, también debe trabajar para ti, no al revés. Por eso, para que se cumplan las reglas (cómodo, lógico y práctico), puede que necesites cambiar la altura de una balda, instalar un perchero o hacerte con algún accesorio que facilite el orden. Se trata de hacer un armario que solucione tu día a día y dé respuesta a tus necesidades.
Especial mantenimiento
Disfruta de lo que has logrado y descubre cómo mantenerlo. Ahora que tienes menos cosas y que todo está en su sitio, entra en acción el mantenimiento, para no tener que recoger nunca más. Apúntate al reto "1 entra x 1 que sale". Se tarda 30 segundos y puede suponer un gran cambio.
Y una vez terminada la tarea, llega el momento de ‘colocar’ lo que no quieres o necesitas. Puedes vender lo que está en buen estado y recuperar la inversión (prueba con la app de eBay), ya que según un estudio de la plataforma el 44% de los españoles aprovecha la limpieza de primavera para vender online, y regala o dona las cosas que no necesitas a tus amigos, vecinos o compañeros. “Eso sí –matiza María– hazlo con fecha de caducidad. No conviertas la entrada de tu piso en un limbo”. Y, finalmente, tira (sin mirar atrás) lo que tiene algún fallo, está roto, manchado o muy gastado.