Convertirse en padre es una de las experiencias más emocionantes de la vida, pero también puede ser, en algunos casos, una de las más complicadas. Este parece ser el caso de Kim Kardashian y Kanye West. La pareja, que el pasado 15 de enero daba la bienvenida a su tercer bebé, la pequeña Chicago, puede presumir de ser familia numerosa. Sin embargo, y pese a que fuentes cercanas a la estrella de Keeping up with the Kardashians han asegurado que la socialité se está desenvolviendo a la perfección en su recién estrenado papel de madre de tres hijos, la mediática pareja está teniendo que tomar precauciones extra para mantener intacto el orden del hogar.
Además de la recién nacida Chicago, el rapero estadounidense y la reina de la telerrealidad tienen dos hijos más, North, de 4 años, y el pequeño Saint, de tan solo 2. Con tanto ajetreo en la residencia de la pareja, que el pasado mes de diciembre se mudó a una mansión situada en Hidden Hill, en Los Ángeles, que adquirieron por la increíble cantidad de 20 millones de dólares, Kanye y Kim han encontrado el gran secreto para mantener sus muebles blancos de alta gama impolutos, a prueba de manchas.
"¡Oh Dios mío! Voy por la casa con toallas", ha confesado la socialité a People. "Tenemos una gran sala de juegos y ahí están todos los rotuladores, las pinturas y los colores", explica. "Realmente exagero en la sala de juegos para que cuando terminen no tengan el deseo de llevar un bolígrafo a ninguno de los bonitos muebles", ha continuado relatando la protagonista de Keeping up with the Kardashians.
Muchas de las piezas que dan vida al lujoso hogar West-Kardashian están creadas por el prestigioso diseñador de interiores y arquitecto belga Axel Vervoordt. Sin embargo, Kim ha asegurado que Kanye es mucho más práctico a la hora de escoger mobiliario, quien al parecer, además de sentir devoción por la música, ha desarrollado una gran pasión por el diseño: "Mi marido hace sus propios muebles en su oficina", ha explicado Kardashian West. "Kanye es muy bueno en eso. Le encanta crear piezas. Tanto es así que Axel hizo un sofá en nuestra casa llamado "Sofá Kanye" porque Kanye lo diseñó con él”.
Después de una extensa reforma, la empresaria vendió su casa del exclusivo barrio residencial de Beverly Hills de Bel-Air por 18 millones de dólares, para trasladarse al palacio actual. Una venta que, según aseguró la propia Kardashian, fue todo un acierto porque la residencia de Hidden Hill es “una casa más minimalista" que la anterior.