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Si empezábamos el año con el ‘Ultra Violet’, un color para valientes, que saben que el mundo no termina en su ciudad, la decoración de interiores cae rendida ante el rosa, otro de los tonos más personales de la paleta cromática. Una tonalidad que nos enamora y nos da fuerza, a partes iguales, que poco o nada tiene que ver con su imagen femenina y ñoña. Ahora reivindicamos su lado travieso y también más personal, aquel que es capaz de meterse en todas las estancias sin pedir permiso.
Juegos en rosa
El rosa es capaz de transformar ambientes y sacar a pasear su lado más lúdico. Juega a mezclarlos y a combinar sus diferentes versiones (desde el chicle o el palo hasta el empolvado, el pastel o el terracota) y obtendrás interiores llenos de fuerza y emoción. Nosotros lo tenemos claro y le prometemos fidelidad absoluta. El 'pink' viene pisando fuerte.
Con flecos y a lo loco
Los hemos visto en las pasarelas de moda, en la calle y en alguna de las fiestas de estas navidades, por lo que no nos ha extrañado su paso directo a la casa. Poseen ese espíritu bohemio que enamora al instante, pero además nos arrastran a atmósferas donde la sofisticación adquiere un aire juguetón, llenas de personalidad y estilo. En muebles y lámparas imprimen lujo sin necesidad de recurrir a los dorados y al negro, aunque con ellos también forma buena pareja o trío. Esta pasamanería elegante y coqueta permite bailar a nuestra casa a golpe de ‘swing’. ¿Te sumas al baile?
Magnífica (y excéntrica) opulencia
El lujo en 2017 mostró cómo se puede ser magnífico sin caer en el maximalismo, suprimiendo, además, esa pizca de chabacanería que puede transformar lo sofisticado en hortera. Este 2018 da una vuelta de tuerca más, mostrando su cara más teatral, más atrevida y menos encorsetada. Lo suyo es puro teatro, por lo que adora al negro, el exceso bien entendido (y aplicado) y el humor. Abundan las piezas personales, que se separan del ‘rebaño’ y hacen de su rareza su mejor cualidad, los objetos con humor, que persiguen la sonrisa incluso sentado en el sofá y, por supuesto, los elementos dorados y los tejidos ‘lujosos’, que son sinónimos de ‘glamour’ se pongan donde se pongan.
Querida naturaleza
Las plantas, las flores, las hojas y las ramas toman la casa y no solo en macetas y jardineras. Papeles pintados y telas se rinden a su poder y se visten con sus mejores galas, dando lugar a ambientes naturales, pero también algo salvajes, capaces de integrarse a la perfección en cualquier estilo decorativo.
Esta nueva relación de la casa y la naturaleza encierra toda la magia del mundo exterior y todo el estilo de la vida interior. Una mezcla explosiva, que promete dar mucho juego.
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