El otoño y el invierno son dos de las estaciones que invitan a levantar el pie del acelerado ritmo de vida actual para tomarse las cosas con calma. ‘Slow deco’ es una declaración de principios para un interiorismo sencillo, relajado e, incluso, imperfecto. Una casa tranquila y sosegada, donde no existen las prisas, donde el tiempo parece detenerse, para dejarte momentos para pensar, disfrutar, dormitar. Sola o en compañía, no importa.
Calma chicha
Apostamos por una decoración que cree en la calma y que otorga importancia a los detalles que te ayudan a sentirte bien. Antes de cambiar tu casa patas arriba, adopta la actitud correcta, capaz de hacerte frenar y tomarte las cosas con calma. ¡Qué bien se está en casa! Sobre todo si está cerca del trabajo y puedes ir andando.
Sencillez no es igual a minimalismo
La 'slow home' adora las cosas simples, los espacios diáfanos y funcionales, donde no hay recovecos, ni metros de pasillo inservibles. Procura abrir las estancias, ya que favorecen la comunicación entre los habitantes de la casa y ayuda a crear lazos: cocinas que se abren al comedor, comedores que rompen sus tabiques con el salón, etc. Espacios que aprenden a convivir juntos, porque la unión favorece las relaciones y los hace más fuertes. Eso sí, son espacios simples, pero llenos de detalles –telas, colores, plantas…– que te envuelven y te abrazan. ¡No estás sola!
Limpieza visual y luz a raudales
Deja que la luz natural entre y se apropie de las estancias, que las llene de su vitalidad, que las envuelva y las haga brillar. El sol tiene un efecto reconfortante, úsalo como un reconstituyente para tu vivienda. Despeja y quita los trastos del medio. El orden facilita la vida y ayuda a mantener el equilibrio y la armonía. Cuando todo está en su sitio, no hay nada que evite distracciones, que te haga levantarte del sofá sin motivo. Por eso, cada habitación requiere un protocolo diferente. Así, el recibidor, por ejemplo, además debe contar con un espacio para dejar el bolso, las llaves y el abrigo.
La naturaleza tu mejor aliada
Alíate con el exterior y haz que forme parte de casa, sin importar la época del año ni el frío que haga fuera. Deja que las ventanas miren hacia el exterior y te ofrezcan estancias con vistas. Abre las puertas y comunica, siempre que sea posible, ambos lugares. El jardín y la terraza también son para el invierno. Por eso, no dejes pasar la oportunidad de un desayuno o una comida al aire libre, aunque tengas que abrigarte. Y apuesta por elementos y materiales naturales, que favorecen la calma y ayudan a crear ambientes cálidos y acogedores.
Entramos en un estado de paz, necesario, especialmente, cuando el verano ha terminado con nuestras energías y necesitamos un tiempo relax, en el que estar en armonía con nosotros y con nuestro hogar. Prueba a hacer tareas de jardinería o poner en marcha algún DIY que tuvieras en mente desde hace tiempo. Hay pocas cosas en casa que nos den más satisfacción que las que hacemos nosotras mismas.