Pintar mandalas es una actividad que precisamente está muy de moda en los últimos años. Tal vez hayas visto numerosas representaciones de mandalas pero aún no hayas decidido a dibujar alguno. Estos dibujos pueden definirse como representaciones energéticas sobre la vida y sus colores transmiten una serie de energías positivas y beneficios para la salud. Hasta el punto de representar el equilibrio vital, la paz y la calma.
Desde el punto de vista visual, los mandalas nos envuelven en un espíritu de equilibrio y sosiego. Hasta el punto de que pintar un mandala es un ejercicio que nos permite relajarnos. Es una manera muy serena de descansar la mente y los sentidos de la rutina diaria. Y todo ello gracias a la acción de colorear las formas y figuras de los mandalas.
Pintar mandalas para desconectar de lo que nos rodea
A la hora de pintar un mandala nos veremos en la necesidad de elegir una serie de colores. Por esta razón, tendremos que fijar mejor nuestra atención, sobre todo cuando se trata de mandalas de figuras complejas. Serán los colores los que al terminar de colorear nos ayudarán a determinar nuestras propias emociones.
Mientras pintamos un mandala nos envuelve un aura de tranquilidad. De ahí que sea importante disponer de un espacio para nosotros mismos en el que podamos expresar relajadamente nuestros pensamientos y sensaciones durante el dibujo. De alguna manera lo que se busca es desconectar un poco de los que nos rodea.
Muchos de los que pintan mandalas recomiendan centrarse primero en el borde exterior y luego ir poco a poco hacia el centro. No obstante, hay quien también se centra en el mandala en su conjunto para dejar que las figuras geométricas y laberínticas del dibujo vayan penetrando en la mente.
Pintar un mandala nos inhibe del estrés, la ansiedad y las fobias
Por otro lado, pintar mandalas es una actividad que también está muy recomendada entre los niños. En este caso les ayudará a focalizar la atención, aumentar la concentración y mejorar su motricidad. Además también les permitirá expresar diferentes sentimientos mediante la elección de los colores para colorear.
Según los expertos, pintar un mandala estimula el hemisferio izquierdo del cerebro, inhibiendo así las emociones que provocan el estrés, la ansiedad y las fobias. Se estima que el proceso de colorear un mandala está asociado a la meditación, ya que la mente se enfoca hacia un objetivo concreto potenciando el bienestar y la calma.
Colorear mandalas ya es en sí una técnica de relajación oriental. Están considerados en el budismo y el hinduismo como un método de curación para el alma y se emplean para trabajar la relajación y la concentración. En cierto modo, como técnica de relajación, pintar un mandala no requiere de ningún método específico, solo se necesita concentración y ganas de olvidarse los problemas y disminuir el estrés.