¿Eres consciente de las posibilidades que tiene esta estancia? Es el lugar donde recargar las pilas para empezar el día lleno de fuerza; tu refugio personal; tu aula de yoga; el espacio en el que recuperar viejas lecturas o escuchar el nuevo CD de tu artista preferido... El dormitorio es eso y mucho más. Por eso, es preciso diseñarlo con mimo, prestando atención tanto a aspectos prácticos como inspiradores, que nos hagan sentirnos bien, favoreciendo el descanso, pero también la faceta soñadora, que nos permite construir un día a día más especial. Necesitamos cuidar el cuerpo y la mente y hacerlo, eso sí, desde la cama.
A pierna suelta
Nos pasamos más de un tercio de vida durmiendo, por eso crear la atmósfera ideal es fundamental para ‘amortizar’ el sueño. El pasado día 17 se celebró el Día Mundial del Sueño, pero nosotros nos planteamos rendirle homenaje hoy y todos los días (y las noches) del año. Toma nota de cómo crear el dormitorio perfecto. Cuando lo consigas, no querrás salir de él.
Soñar despierto
Es importante crear la escena perfecta, que te permita desconectar del mundanal ruido y te atrape entre almohadones. Aparca la tecnología en la puerta y, si es posible, no dejes entrar a la televisión. Son elementos perturbadores para el sueño. Aunque el color siempre pone un toque de alegría y vitalidad en las estancias, para el dormitorio abogamos por los tonos relajados, que transmitan serenidad y paz. Desde el blanco en todas sus versiones hasta los azules más suaves o el rosa o amarillo pastel. Es preciso que las paredes te ayuden a conciliar el sueño. Tampoco podemos pasar por alto el colchón, ya que es clave para un buen descanso. Puede ser tu mejor aliado, pero también –si te equivocas en su elección– tu peor enemigo. Por eso, a la hora de elegirlo, tómate tu tiempo, pruébalo y no escatimes en el precio. Piensa que será tu acompañante durante, al menos, cinco años.
Cuestión de orden
En este santuario del descanso nada debe perturbar la paz. Por eso, el orden se convierte en una necesidad. Es preciso crear espacios ordenados, sin ‘ruido’ visual, donde puedas moverte con comodidad y tengas todo a mano. La cama es el corazón de esta estancia, alrededor de la cual se organiza el resto. Piensa que una buena organización espacial y de almacenaje te ayuda a relajarte y transmite sensación de armonía. Aunque tampoco se trate de abogar por el estilo ‘monacal’, algo frío y desangelado, sino de diseñar un lugar donde no falte nada, pero esté todo en su sitio; donde la decoración se ‘sienta’, pero no entorpezca o recargue (el exceso no es buen aliado del descanso); donde la ropa no se almacene en las sillas sino guardada en el armario.
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A tu manera
Cerramos la puerta y nos encontramos en casa. Esa es la sensación que debemos buscar, a través de la decoración. El estilo debe estar muy ligado a ti y a todo lo que te hace sentirte bien. Evidentemente, durante esta época del año, recuperamos la ropa de cama ligera, las fibras naturales y fijamos la mirada en el exterior abriendo las ventanas o vistiéndolas con visillos y telas frescas.
Al margen de si se trata de un ambiente clásico, moderno, rústico o nórdico, el dormitorio debe reflejar tu personalidad. No deben faltar las lámparas de sobremesa, las prácticas piezas de almacenaje o un ramo de flores frescas, pero también debe estar lleno de detalles que hablan de ti. Fotos, revistas que hojeas antes de dormir, tu libro de cabecera, el regalo de tu hijo del día de la madre, un recuerdo de un viaje…