El nuevo lujo es aquel que te hace esperar, que no se crea a toque de corneta sino que se elabora de manera cuidadosa (incluso artesanal) y que apuesta por ejercitar la paciencia. Se buscan las telas, las piezas, las obras de arte… Todo aquello que te ayuda a crear un ambiente exclusivo y sofisticado.
Carácter exclusivo
El filósofo Yves Michaud lo explicaba en su libro El nuevo lujo: el lujo del siglo XXI pasa por las experiencias exclusivas. Aunque es cierto, que muchos de nuestros objetos han perdido ese ‘valor’ único, al realizarse de forma industrial, encuentran en las emociones que nos provocan su nueva exclusividad. Ahí radica la diferencia y el poder para otorgar estilo.
Entre tabiques
En ocasiones, el estilo viene dado por la propia casa. El flechazo es instantáneo y la sinergia, entre los elementos decorativos, arquitectónicos y estructurales, es inmediata. Sin duda, los objetos han de estar bien acompañados, para poder expresar todo lo que sienten. Las molduras en el techo o la pared, los suelos de madera en espiga, los techos infinitos, los cuarterones en puertas y ventanas… Son elementos que por sí solos son capaces de crear estancias sofisticadas y bellas. Esas viviendas tienen todo para triunfar y vestirlas resulta más sencillo, ya que la propia atmósfera que te rodea te va guiando. Además, permiten incorporar una decoración más moderna, sin que se resiente el espíritu señorial de la estancia.
Juego de estilo
El lujo posee un lado ostentoso, que, aunque apabullante, no tiene que caer en el mal gusto. Entre sus señas de identidad están los tejidos suntuosos, con el terciopelo sin perder su reinado y la seda como lugarteniente; el brillo de los metales, especialmente del oro; las antigüedades y las obras de arte; y las formas redondeadas y voluptuosas, en la mayoría de los casos en formato XL. Una serie de elementos que juntos pueden funcionar (y funcionan), siempre que se busque el equilibrio y se mantenga latente la personalidad del morador de la casa. No se trata de imitar sino de encontrar la armonía.
Nuevos aires
El lujo esta temporada viene vestido de negro, dejando al blanco en un segundo plano. Tremendamente sofisticado y teatral, no tiene miedo de (casi) nada, salvo de la falta de luz y de los espacios pequeños, que lo asfixian y lo ‘matan’, decorativamente hablando. Para aportar su toque de ‘glamour’ necesita un escenario adecuado, donde pueda dar rienda suelta a toda su teatralidad.
Las piezas hechas a mano y artesanales son también una de las señas del nuevo lujo. En un mundo donde todo está industrializado y se fabrica en serie, su carácter único las convierte en un soplo fresco de sofisticación y exclusividad. En este panorama, la mezcla de estilos, piezas y tendencias posibilita un lujo decorativo con más frescura, que no pierde, por ello, su sofisticación y ‘glamour’ natural.