Son esos lugares de la casa a los que se accede (casi) de puntillas, sin prestarles mucha atención. Sin embargo, una buena decoración en recibidores, pasillos y escaleras puede convertir a esta ‘tierra de nadie’ en espacios que pueden darte mucho juego, con un gran valor práctico y estético.
Claves del éxito
Lograr que salgan del anonimato es posible, si pones en marcha la decoración idónea y recurres a una chispa de ingenio. Para que funcionen estética y funcionalmente, alíate con alfombras, una buena iluminación, espejos y jarrones, elementos capaces de transformar los espacios, aportar calidez y crear atmósferas singulares.
Recibidores: mensaje de bienvenida
Es la carta de presentación de la vivienda, por eso no lo subestimes y préstalo la atención que se merece: dice mucho de ti y de tu casa. Como norma general, piensa que los colores claros y la sensación de orden lograrán ampliar los metros y multiplicar la luz.
A la hora de ‘vestirlo’, juega con los metros y tus necesidades. Un clásico es aquel que cuenta con un perchero –de pared o de suelo–, una consola y un espejo o una butaca. Pero según crecen los metros, se incrementan también las posibilidades. Puedes poner una zona de despacho, crear un rincón de lectura, añadir una silla y un zapatero, montar un espacio para jugar los niños… Mientras que plantas, velas, adornos, papeles pintados, fotografías y lámparas de pie o de sobremesa, te ayudarán a crear espacios acogedores, llenos de encanto.
Pasillos: el poder de comunicar
Aunque en las nuevas viviendas son un espacio a desaparecer, en las de antes son un básico de la distribución. No los desprecies y míralos como elementos que vertebran y nos llevan a las distintas estancias de la casa. Suelen ser estrechos, por lo que nunca debes sobrecargarlos de muebles y objetos, que impidan pasar con comodidad. Si es ancho, las posibilidades se multiplican, ya que puedes adosar a una de las paredes, una librería (de poco fondo, eso sí) de suelo a techo, creando una amplia biblioteca; o colocar una cómoda y ganar espacio para guardar o, incluso, una zona de despacho con una mesa, si el pasillo tiene forma de ‘L’.
Para evitar el efecto ‘túnel’, coloca arcos de obra, instala puertas de cristal en las estancias, que dejen pasar la luz natural, sitúa pequeñas alfombras de forma consecutiva –que acorten ópticamente–, pon un zócalo alto (de mínimo un tercio de la pared) o pinta rayas verticales anchas, para ensancharlo.
Escaleras hacia el cielo
En Marruecos, existe una construcción llamada Escalera Celeste, realizada por un artista alemán. 52 peldaños que parecen acercarnos al cielo y a las estrellas, de una manera sencilla y cómoda. Si trasladamos este espíritu a nuestra casa, nuestras escaleras interiores deben ser bellas estéticamente, pero también funcionales y fáciles de subir.
Son uno de los elementos más difíciles de diseñar, pero también más impactantes visualmente. Para otorgarlas vida, puedes recurrir a cuadros o fotografías y jugar siempre con la luz, tanto con los apliques como incorporada en los propios escalones. Y no olvides que, aunque es un elemento independiente, debe formar parte del todo y verse como una extensión de los espacios, por lo que tiene que integrarse en el estilo decorativo de la vivienda.