Un piso con alma modernista y espíritu nórdico
Con techos (casi) infinitos, preciosos suelos hidráulicos y maravillosas vigas de madera, esta casa-joya con historia logra adaptarse a los nuevos tiempos, sin perder su carácter excepcional.
Este piso, situado en el Eixample de Barcelona, era un verdadero diamante en bruto. Construido en 1895 estaba llena de muebles antiguos, con diferentes papeles pintados y una cantidad de tabiques, pasillos y habitaciones, que impedían la entrada de luz y dejaban los espacios en una especie de sombra permanente. Sin embargo, la belleza y el potencial los poseía en sí mismo. Por eso, cuando la propietaria, que acababa de heredar la vivienda, preguntó a Carolina, de The Hall Studio, si veía posibilidades, la respuesta fue… ¡Sí y muchas!
Belleza al descubierto
Los mosaicos hidráulicos del suelo formaban alfombras preciosas, mientras que los infinitos techos de más de tres metros, los rosetones y las molduras florales eran impresionantes. Por eso, se apostó por conservar lo existente, decapar la carpintería de madera y restaurar los muebles más valiosos.
Estilo ‘moder-nórdico’
Mires por donde mires, esta casa esconde un verdadero tesoro en sí misma, capaz de hacer soñar con el esplendor de siglos pasados. Se trata de una vivienda que data de la época del mejor momento del modernismo. Llena de encanto, con sus mosaicos hidráulicos, rosetones, una altura imponente de techo, y unas vigas de madera con bovedillas cerámicas, ventanas de madera, medianera de ladrillo... Para The Hall Studio, encargado del proyecto, fue además de un reto una verdadera pasión. Pocas veces se puede modificar la historia y aportar tu visión del mundo y del interiorismo a un espacio. Para empezar, se simplificó la distribución, eliminando pasillos innecesarios y tabiques, creando un único espacio que reúne salón, comedor y cocina. Belleza arquitectónica en estado puro. Imponente, traviesa, juguetona…
En busca de la luz
El proyecto de The Hall Studio pasaba por conservar la identidad del espacio, combinándola con la funcionalidad de la época actual y con el toque nórdico, característico del estudio. Para lograrlo, han jugado con una gran ‘caja blanca’, que invita a la luz a instalarse en los diferentes ambientes, y con la creación de espacios diáfanos, que permiten que el sol y la claridad entren y lleguen a todos los rincones, ampliando los metros y creando la sensación de unidad. “Nuestro reto era aportar luz y un estilo más nórdico a la vivienda, conservando todos los elementos originales de estilo modernista. Por lo que parece lo conseguimos. Hemos fusionado dos estilos para crear el moder-nórdico”, cuentan desde el estudio.
Espacios cálidos y confortables
La mezcla del estilo nórdico y el modernista, tan diferentes entre sí, pero a la vez tan compenetrados, da lugar a una combinación impresionante, que funciona y es capaz de trasmitir emociones, sin olvidar su faceta práctica. La madera, viva y con una larga historia, forma parte de esta vivienda. Presente en las preciosas ventanas, se apropia también de parte del mobiliario, buscando crear calidez de hogar. Los muebles nórdicos se mezclan con las piezas restauradas y con elementos con un toque industrial, logrando una fusión equilibrada y colorida.
Y todo ello con un punto eco, que el estudio siempre mantiene, que no pierde de vista la eficiencia energética y el ahorro de recursos y que convierte a casas con historia, como ésta del Eixample, en una casa del futuro.