El hecho de regalar va más allá del mismo objeto, es una experiencia, una intención o una forma de expresar emociones (amor, amistad, gratitud…). Por este motivo, tan importante es el regalo en sí, como el envoltorio, ya que demuestra que le has dedicado tiempo (aunque sea en la cola para envolver de las grandes superficies comerciales) y que has puesto ilusión en él.
La inspiración al poder
Tómate tu tiempo, déjate llevar por el momento, piensa en la persona… En ocasiones, te vendrá la inspiración casi sin darte cuenta. Estarás pensando en ella y sabrás lo que tienes que hacer. Otras tendrás que esforzarte un poco. Pero piensa que para envolver no hace falta ser un experto en la materia, incluso las menos habilidosas somos capaces de crear un envoltorio único. ¿Te animas?
¿Papel, caja o bolsa?
No importa, ya que ambos persiguen el mismo fin y despiertan la misma emoción: la sorpresa de rasgar o romper y descubrir qué hay dentro. Las opciones son muy variadas y ninguna está descartada. Puedes ser tradicional o actuar por un impulso. “Sorprende con un papel diferente, recupera, por ejemplo un periódico o el mapa de un viaje. Quedará muy original y lleno de fuerza”, aconseja Anna Simonet, interiorista y deco ‘coach’. No desestimes el poder del papel de embalar, ya que aportará un toque natural y ‘chic’ a cualquiera de tus regalos. La clave está en usar un cordel y elementos vegetales para darle ese aire rústico, tan especial. Otra opción serían los ‘gifts in a jar’: “Se trata de poner todos los elementos de tu regalo en un bote de cristal. Una manera muy divertida de presentar tu regalo, que da mucho juego”, nos anima Simonet.
Lazos, cintas y cuerdas: el broche final
Escoge papeles, cintas o lazos con los colores de esta época, con los que mejor te identifiques o según el destinatario. Así, puede ser de motivos infantiles, sofisticado en dorados y negros, romántico… Una opción es elegir un papel liso o ‘craft’ y con una cinta estampada, textil, brillante o de un color vivo habrás logrado un resultado espectacular, con un sencillo gesto. Pon en marcha algunas ideas DIY. Déjate llevar por la imaginación y recicla una bolsa de papel dibujando un motivo navideño o pegándole piezas de cartulina que formen un Papa Noel; pinta un dibujo, pégale lunares de colores o incluso un adorno que no vayas a usar en el árbol, como una estrella o una bola XS. Todo vale. ¡Ah! No te olvides del toque verde: un ramo de eucalipto, una hojas o una flor son el broche perfecto de tu envoltorio.
Con nombre propio
No subestimes el poder de las etiquetas. “Elige un modelo bonito, cuida tu caligrafía e intégralas en tus envoltorios. Y si tus habilidades con la escritura no te convencen, ¿por qué no imprimir la foto del afortunado que va a recibir tu regalo a modo de etiqueta?”, recomienda Anna Simonet.
Además, puedes descargártelas en la página de Westwing Home & Living (westwing.es) o en la de la propia Anna Simonet (annaand.co). Una vez todo esté elegido y pensado, busca un lugar cómodo, con una buena mesa, donde apoyarte, y ponte manos a la obra.