¿Estudias o trabajas? Así, se monta la oficina en casa
Diseñar un espacio, al margen del bullicio del hogar, donde trabajar a gusto y en calma, es posible. Descubre cuáles son las pautas para lograrlo.
Ser tu propio jefe y hacerlo desde casa tiene grandes ventajas –es más sencillo conciliar, flexibilidad de horarios, menos gasto en ropa y peluquería…–, aunque también ciertos inconvenientes: trabajas el fin de semana, tienes menos contactos personales, descuidas algo tu imagen... Elegir el lugar idóneo es fundamental, ya que para trabajar bien, necesitas crear una atmósfera propicia, que te permita concentrarte, aunque estés en el dormitorio.
Tu rincón perfecto
Debe tratarse de un rincón, independientemente de la zona de la casa en la que esté, en el que te sientas a gusto y en el que puedas trabajar en paz, aunque sin desconectar del todo del ritmo de la casa. No te lo tomes a la ligera, porque crear un espacio a la medida de tus necesidades, afecta directamente en el rendimiento y en el aprovechamiento del tiempo. Tiene que adecuarse al tipo de trabajo que realizas, si recibes visitas, las herramientas laborales que uses, si almacenas muchas cosas…
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¿Integrada o independiente?
Si necesitas paz, mejor decídete por reservar una habitación independiente o ubicarla en el dormitorio. Mientras que si hay pocas cosas que te despisten, puedes reservar una zona del salón o situarla en el hall de entrada, un sitio perfecto, que normalmente desaprovechamos. “Es muy importante que haya una continuidad de los materiales. Es decir, que si usamos roble y blanco esté integrado en toda la habitación, para que exista continuidad y se establezca cierta armonía”, aconseja Almudena Rebuelta Domecq.
Parámetros imprescindibles
Lo ideal es que sea un sitio con luz natural y vistas, aunque sea a una calle sin salida. Evidentemente debe tener sitio para guardar, que te permita imponer orden en el caos y, por último, con una buena iluminación artificial con flexos y lámparas, que no dejen nada en penumbra. Como forma parte de la vivienda, también ‘sufrirá’, en parte, los problemas de ruido, olores, demasiado calor o demasiado frío, etc. Lo más importante a la hora de trabajar en casa es establecer un ritmo de trabajo, y no despistarse con tareas del hogar (poner una lavadora, sacar el lavaplatos…). Por este motivo, también debes establecer una zona de relax, donde tomar un café de media mañana o el almuerzo. Momentos que también tendrías si trabajaras fuera de casa. El sillón del rincón de lectura, la terraza o la cocina pueden brindarte esos 10 minutos de desconexión.
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El mobiliario que funciona
Los muebles de tu oficina deben encajar con el resto de la decoración, pero nunca han de perder de vista su lado práctico y ergonómico. Cuando te pasas sentado en una silla ocho horas, lo mínimo que puedes pedir al asiento es que te cuide la espalda y se adapte a tu cuerpo. Tú también debes poner de tu parte con una postura adecuada.
“Para las zonas de estudio en casa, me gusta que las sillas no sean las típicas de oficina, que le dan una sensación fría, sino modelos, incluso tapizados, que otorgan un aspecto más acogedor. Otra buena idea es incorporar cuadros. Eso sí, no muy chillones, para que tu atención no se centre en el cuadro y te permita concentrarte bien cuando estás trabajando”, puntualiza la arquitecta e interiorista.