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Con el buen tiempo asomándose, todavía tímidamente eso sí, llega el momento de guardar la ropa de invierno y sacar, o al menos tener a mano, todo el vestuario veraniego. Armario o vestidor deben ser tus cómplices, para darte mejor servicio y aprovechar al máximo el espacio.
Verano e invierno, juntos, pero no revueltos
Desde que Marie Kondo hizo su aparición en escena, el orden se ha convertido en una prioridad para presumir de casa y estar a la última en cuestiones de hogar. Con su método, donde deshacerte de (casi) todo es una de sus máximas, se dice adiós al cambio de ropa de temporada, ya que una buena organización permite que convivan ambas estaciones sin molestarse. Apuestes o no por esta metodología, lo cierto es que un armario ordenado es el primer paso para un cambio en tu vida que se reflejará en más tiempo para ti y más tranquilidad. Una forma de recuperar la energía y encontrar (posiblemente en el fondo de un cajón) algunos anhelos olvidados.
Tu traje a medida
Un buen armario es como un traje a medida, tiene que quedarte perfecto, para sacarle todo el partido y rentabilizar tanto tu presupuesto como su uso. El armario que necesitas es aquel que te funciona a ti y te permite tener todo a la vista, sin arrugas y colocado según tu propio orden. Por este motivo, debe adaptarse a tus necesidades: eres fan de las camisas, adoras los vestidos largos, coleccionas camisetas desde que eras niño… E incorporar aquellos elementos o accesorios que te lo ponen fácil: organizadores de cajones, barras abatibles, zapateros extraíbles… No hay una distribución igual, ya que cada vestuario es diferente y precisa una forma de colocación distinta.
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Cuando hay que compartir…
Tanto se trate de un vestidor como de un armario, la distribución cambia según se trate de una solución individual o para compartir. En este segundo caso, es importante que cuente con espacio suficiente para guardar por separado la ropa de cada uno. Cada zona debe adaptarse a las exigencias de cada usuario, por lo que, aunque visualmente dos zonas simétricas resultan más atractivas, lo habitual es que sean diferentes, para dar una respuesta individualizada.
Su lugar en el dormitorio
Con permiso de la cama, el armario es hoy por hoy en uno de los principales protagonistas del dormitorio. Si antes únicamente primaba su carácter práctico, ahora, además, se busca su lado más estético. Se quiere que destaque por su imagen, jugando con la mezcla de materiales y colores; apostando por líneas tremendamente arriesgadas o serenamente clásicas; eligiendo grandes paneles correderos o puertas semiplegables…
De la misma manera, entra a formar parte del interiorismo en sí, participando en el diseño del espacio. Se ubica como tabique entre el cuarto de baño y la habitación, se alarga su altura hasta el techo, para no causar desequilibrios visuales y ampliar, al mismo tiempo, su capacidad interior; se ajusta a los rincones difíciles… Este recién adquirido protagonismo ha disparado la imaginación, el atrevimiento de las firmas, con modelos espectaculares por dentro y por fuera.
