Series como ‘Dinastía’, que ahora cumple 35 años, hicieron del barroquismo su bandera y hoy la moda se ha encargado de traerlo (rejuvenecido, eso sí, pero igual de excesivo) de vuelta. Tras el éxito de Dallas, llegó a la pequeña pantalla esta aventura de magnates de petróleo y mujeres corrientes que logran casarse con un (atractivo) millonario, despertando en el público americano, primero, y en el español, después, un mundo de lujo, oro y terciopelo.
Personalidad arrolladora
Quizás este maximalismo nunca se ha ido de nuestras casas, pero frente a la limpieza visual del minimalismo y la sencillez del nórdico, este estilo viene a rememorar el esplendor del exceso. Guste o no guste, lo que no se le puede negar es la pasión que desprende y su carácter fuerte y personal, que logran que nadie se quede indiferente y que te haga alabar, aunque no compartas, la belleza de su estética.
Pasión por el exceso
Haciendo un paralelismo con la mítica serie televisiva, ¿qué interiorismo podría ir mejor con los vestidos de alta costura, los cardados en el pelo, las mangas exageradas de su ropa y sus joyas? Sin duda, el barroco, donde el dorado con sus brillos y reflejos se erige como el hilo conductor de la decoración, acompañado de estampados ‘animal prints’, tejidos ricos y con texturas, como el terciopelo, y materiales nobles, como el mármol, para vestir sus suelos. Un estilo que bebe del maximalismo y que hace del lujo su verdadera apuesta decorativa.
Lujo bien entendido
Pero, a pesar de su opulencia y mezcla, nunca cae en lo hortera y en el mal gusto. Hablamos de lujo, ‘glamour’ y esplendor, de mujeres y casas bellas. Para adaptarlo a nuestras viviendas, ha de cumplir dos requisitos imprescindibles: metros y luz (natural y artificial). Este estilo es posible en estancias amplias y luminosas, que permitan hacerle brillar, sin abigarrar y sin crear un feo esperpento de un estilo grandioso. Lo decimos a menudo, pero la armonía es decisiva a la hora de apostar por esta estética.
También has de jugar con la perspectiva, crear el efecto visual de un espejo reflejado en otro, como un gran laberinto decorativo, que te sumerge de lleno y te atrapa en sus redes. Y, por supuesto, recurrir a antigüedades y a piezas ‘vintage’, que aporten esa sofisticación y clase que poseen en sí mismas.
Nuevos tiempos, nuevos aires
Para encajarla en las casas actuales, esta estética de los ochenta necesita actualizarse y dosificarse. Puede que tu casa te permita homenajearla en todas las estancias o puede que te tengas que conformar con dar únicamente algunas pinceladas de este barroquismo, tales como un espejo dorado, una lámpara especial, una pared empapelada…
Guiños que deben transportarte a una época de esplendor y lujo, donde las estrellas de cine desprendían ‘glamour’ en cada aparición pública y donde las cámaras mostraban mansiones espectaculares, donde las disputas entre mujeres (‘catfights’) estaban a la altura de su estilo.