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Una de las señas de identidad del estudio de la interiorista Luisa Olazábal es la capacidad para crear belleza, sin renunciar a la funcionalidad y la virtud de crear espacios atemporales, que viven y evolucionan, al margen de los dictados de las modas pasajeras. La elegancia no entiende de tendencias, sino de buen gusto y estilo.
Crear un hogar
La reforma, en la que participaron activamente los propietarios, de este gran piso (300 metros cuadrados) del centro de Madrid pone su acento en el equilibrio, proyectando una casa con una distribución abierta, pero a la vez delimitando las estancias, que mantuviera la armonía y el espíritu, sin perder su lado más práctico, ya que se trata de la vivienda de una pareja joven con niños.
Juego de estructuras
Buscando la funcionalidad y la capacidad de adaptarse a las necesidades y gustos de los propietarios, se concibió el espacio como un juego de estructuras moderno y original. El proyecto partió de la división entre el hall de entrada y el comedor, mediante una estructura de pared y puertas de hierro y cristal con una ‘caja’, donde se diseñó un pequeño cuarto de baño de invitados, al que se accede por una puerta oculta de espejo envejecido. A partir de esta estructura se proyectaron los demás espacios de la vivienda.
‘Family room’
Dividida en dos partes. Por un lado, se encuentra el gran salón, lugar de paso hacia las habitaciones, que se ha dividido en dos ambientes: una zona más sobria y sofisticada y otra más de estar, con un gran sofá L y una chaise longue, que es el único contraste con los colores suaves y neutros que reinan en el ambiente. Hacia el otro lado de la estructura inicial de la entrada, se encuentra la cocina, también un espacio abierto con un comedor de diario y una zona ideada como ‘family room’, que da respuesta a las costumbres y necesidades de los habitantes de la casa. En esta estancia, como ocurre en el resto de la vivienda, la escayola de tachuelas es protagonista absoluta, sin que nada entorpezca su poder visual.
Cuestión de armonía
Crear espacios donde las personas que los habitan sean más felices y se encuentren a gusto. Las casas del Estudio de Luisa Olazábal son más que casas, hogares, ideados para vivir y disfrutar: bonitos y acogedores, prácticos y personales. La elegancia que se respira en cada estancia es capaz de perdurar siempre, debido tanto al ‘savoir faire’ de los profesionales como al empleo de materiales naturales, de calidad.
Piedra, metal, madera, algodones y sedas se convierten en poderosos aliados decorativos, cuya presencia se extiende desde mesas de centro y estanterías a zócalos o paredes de estuco, formando parte intrínseca de cada espacio.
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