Pasión por las piezas 'XXL': así se integran en la decoración
Cómo incluirlas en los ambientes para que luzcan sin empequeñecer y personalicen sin caer en el mal gusto. ¿La fórmula? Equilibrio, armonía y sentido común.
Nos ha pasado a todos, ves un mueble grande en una tienda, te enamoras al instante y cuando lo colocas en tu salón, su encanto desaparece porque no sólo se convierte en el único protagonista del ambiente, sino que como efecto rebote, consigue que el espacio parezca más pequeño.
Poder visual
Una librería que ocupa la pared y que llega de suelo a techo, un sofá que es tan ancho que parece una cama, una lámpara que cuelga hasta el infinito o tiene un diámetro impresionante, una mesa de comedor apta para un banquete de boda… Son esas piezas capaz de llenar con su presencia las estancias, aportar profundidad a la pared o dar personalidad a un espacio estéticamente correcto, pero falto de magia.
Piensa a lo grande
Los muebles XXL son efectistas en sí mismos y pueden ser, siempre que les mantengas controlados, grandes aliados en decoración. La clave está en buscar el equilibrio, tanto con el espacio en sí como con el resto de piezas y recurrir a la lógica: si te faltan metros, apuesta, mejor, por las tallas medianas. Son más sencillas de integrar. Y si tienes dudas, recomiendan desde R Diseño, ‘empapela’ el suelo con papel de periódico reproduciendo las medidas exactas del mueble. A veces, necesitas ver para creer.
Juego de proporciones
Mezclar tamaños diferentes puede dar mucho juego, tanto para convertir en el ‘rey’ del espacio a la pieza más importante, como para equilibrar ambientes. A lo ancho o a lo alto. Librerías, sofás, cuadros o lámparas XXL lucen más, en espacios amplios o abiertos, tipo ‘loft’, o de techos altos, de eso no hay duda. Pero también, pueden encontrar su hueco en estancias estándar. Eso sí, en estos casos, no puedes poner más de una y debes limitarte a piezas como una lámpara o un cuadro, si quieres tener oportunidad de moverte sin tropezar. Recuerda que la combinación de volúmenes aporta dinamismo a los ambientes, llenándolos de fuerza visual.
Crea la atmósfera ideal
Para aligerar, alíate con paredes en colores claros, di sí al blanco y huye de los tonos granates o azules fuertes. Se trata de combinar, no de que haya una guerra de poder entre los distintos elementos. Cuidado con los motivos de las tapicerías: un sofá con grandes flores u otro tipo de estampado resulta visualmente más grande que otro en color liso.
También está la opción de los más atrevidos: si no puedes con el enemigo, alíate con él. Si a pesar del sentido común, de las condiciones del espacio y de los metros cuadrados disponibles, te niegas a renunciar a esa pieza extragrande, poténciala, rodéala, dale todo el protagonismo. Eso sí, hazlo sin miedo, como si desde el principio tu idea hubiera sido esa. Así, no verás ambientes despejados y libres, pero sí atmósferas llenas de personalidad. La personalidad de la diferencia.