O quizás, nunca ha dejado de ser tendencia, ya que se trata de un estilo atemporal, que tiene momentos en los que es un imprescindible en nuestras viviendas y otros en los que su presencia es más sutil, aunque en ningún momento desaparece del todo.
La inspiración viene de lejos
Sin duda, Oriente es apasionante desde distintas facetas, incluida la decorativa, donde nos ofrece un universo de contrastes, color y tradiciones, al que caemos rendidos sin poner (casi) ningún tipo de resistencia. Japón, China o la India se convierten en la inspiración para recrear, actualizar o dar una pincelada exótica a nuestra casa. Las líneas que separan el estilo oriental, los toques de inspiración asiática o los detalles zen son muy delgados y se cruzan entre ellos. Te damos las claves para reproducirlo en algunas estancias, sin excederte en el exotismo.
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Pinceladas orientales
Ante todo, huye del exceso y apuesta por muebles de líneas rectas y horizontales, es decir, piezas que anteponen el ancho a la altura. Por este motivo, es un gran aliado de decoraciones minimalistas y nórdicas, donde te ayudará a poner una nota exótica y sofisticada, pero nunca de ambientes recargados o clásicos, donde la mezcla puede resultar, por lo menos, inquietante.
Ten presente que este estilo hace ‘mucha vida’ en el suelo, por eso debes jugar con ambientes con futones, alfombras o almohadones que te ayuden a recrear estas atmósferas y te brinden una nueva perspectiva.
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Materiales naturales
Conectados directamente con la naturaleza, los interiores orientales incorporan materiales como la seda y el bambú, pasando por la madera tropical o de cedro, el algodón o el lino. Las piezas lacadas son también importantes en las decoraciones chinas (¿quién no piensa en una cómoda lacada en negra con flores dibujadas?). Es, sin duda un aliado de los colores fríos, como el azul, pero su contrario ‘Yang’ incorpora mobiliario en tonos cálidos, especialmente en decoraciones chinas, donde el rojo pasión (símbolo de la buena suerte) está presente en arcones o en las típicas cómodas. Y, por supuesto, adora los motivos geométricos y las flores, siendo dos de los recursos más empleados en telas y paredes.
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Detalles que no debes olvidar
Este estilo es válido para toda la casa, lo que no significa que toda tu casa tenga que ser un templo budista, por ejemplo, sino que puedes introducir detalles tanto en el dormitorio y en el salón, como en el cuarto de baño o la cocina. En ocasiones bastará con que pongas velas (son básicas en este tipo de decoración), faroles, jarrones… Ten en cuenta que en el salón, por ejemplo, las protagonistas son las mesas. De centros o auxiliares, pueden ser solo de madera o ir labradas con relieves o incrustaciones. Mientras que en el dormitorio, las camas a ras del suelo o los modelos con doseles son dos buenas opciones.
Las plantas, naturales o artificiales, son otro de los elementos clave a la hora de recrear este estilo. Si además incorporamos piedras tendremos un verdadero jardín japonés en casa. Y no olvides los biombos: son una apuesta segura.
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