La mezcla es libre, transmite la sensación de que todo es posible, aunque no se puede traducir directamente con ‘el todo vale’. Porque no es así. Se trata de poner un toque único en tus estancias no de convertirlas en un ‘cajón de sastre’, donde van a parar objetos de distinta procedencia y época. Los días de una decoración ‘a juego’ han terminado.
El reinado de la mezcla
La relación, combinación, fusión y cruce de estilos funciona, está claro, pero si antes era intrépida y con cierto aire de locura, ahora el mestizaje es más sereno, más calculado, más ordenado. Piensa que buscamos personalidad propia, pero no confusión ni sensación de desorden visual. Aunque no lo parezca, la mezcla es ordenada y difícil. Combinamos estilos, épocas o procedencias, pero estableciendo una proporción similar entre ambos, que busca, en el fondo, el equilibrio.
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Pautas para el éxito
En primer lugar, busca un denominador común, algo que les dé unidad, sin perder identidad. Puede ser un color, un material (madera, acero…) o un nexo de unión como un tema (animales, flores….). Y en segundo, no sobrecargues los ambientes, sé sutil. Mezclar está bien, pero tampoco se trata de que cada cosa sea de un estilo, ni de que vayas comprando cosas nuevas y las vayas incorporando a la estancia. Lo ideal es combinar dos distintos y no demasiadas piezas una butaca, una lámpara, una mesita o unos cojines son cosas que te dan mucho juego. Si no te ves capaz de mezcla piezas grandes, empieza con los accesorios: ¡es mucho más fácil!
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Combinaciones… ¿Imposibles?
Para que el mestizaje funcione, apuesta por un estilo o motivo principal y por otro que haga de apoyo y ponga la nota personal. Ten en cuenta que, por mucho que te esfuerces, hay matrimonios decorativos imposibles o que están condenados al fracaso, como es el caso de los lunares y las rayas o el rústico con el colonial, por ejemplo. Además, no hay limites. Combinamos, sin complejos, colores, formas, estilos, materiales y estampados, con el fin de lograr una decoración única y personal. El color puede convertirse en un aliado o en un enemigo, si se trata de mezclar, apuesta por combinaciones armónicas que no desentonen ni acaben las unas con las otras.
Cuestión de armonía
Sin duda, adoramos la mezcla por lo que tiene de libre y atrevida, por las barreras estéticas que derrumba, pero también por su capacidad para otorgar personalidad, nuestra propia personalidad, y por su espíritu cálido, capaz de llenar de calidez cualquier estancia. Pero si tu dosis de atrevimiento tiene un límite, mejor ser cauta, que caer en la trampa de lo ‘hortera’. Una buena forma de mezclar y acertar es hacerlo en ambientes compartidos, como el salón y el comedor. Puedes apostar por un estilo distinto en cada espacio.
Recuerda que si antes los muebles de los años 50 tenían la palabra y eran protagonistas de estos ambientes 'mestizos', actualmente los clásicos, como una cómoda Carlos IV o un sofá Luis XVI, son lo más, la base de nuestro ‘mix & match’.
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