Ahora que el orden está tan de moda, sólo hace falta ver el éxito de Marie Kondo, nosotros nos fijamos el objetivo de lograr una cocina práctica y muy ordenada. Aunque a priori puede parecer complicado, lo cierto es que resulta un fin alcanzable, en el que tampoco has de emplear mucho tiempo.
Toca pasar revista
El comienzo es lo más difícil, pero después sólo tendrás que mantener. En primer lugar, empieza por eliminar y deshacerte de lo que no valga: desde conservas caducadas hasta platos rotos o pequeños electrodomésticos que nunca has usado y que ocupan sitio. Después, fíjate objetivos concretos (despensa, frigoríficos y armarios) y ves uno a uno.
Regla nº 1: no intentes abarcar todo a la vez, no funciona y te ralentiza la tarea.
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Primeros objetivos: despensa y frigorífico
Revisa fechas, no acumules y guarda con sentido común. Una vez que te acostumbres, parecerá que cada cosa tiene un sitio reservado, sólo tienes que encontrar cuál es. Para que todo sea sencillo, coloca los productos de primera necesidad y de más uso al alcance de la mano y a la vista. Organízalos por grupos, así, de un vistazo, sabrás dónde están. Sé previsor y ten siempre un paquete de repuesto, para que nunca te falte de nada y no tengas que recurrir a la vecina de enfrente. A la hora de organizar, pon lo más antiguo delante y lo que acabas de comprar detrás y te asegurarás de gastar antes lo más antiguo.
Tener en forma y ordenado el frigorífico es más complicado porque, normalmente, son varias personas las que lo usan. Eso sí, si estableces un orden cómodo, al final todos se ajustarán a él. Haz una puesta a punto una vez al mes. No lo llenes demasiado o el desorden se instalará en él, guarda los alimentos con lógica, coloca por fecha de caducidad y deja espacio entre los distintos productos, para que circule el aire.
Regla nº 2 : tan importante es ordenar como mantener.
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Interiores en orden
Está claro, una buena distribución interior saca un mayor partido al espacio. Partiendo de esta premisa, debes adaptar el contenido al continente y hacerlo de la forma más lógica posible. Así, los cacharros de cocina y las sartenes, siempre cerca de la zona de cocción. Para optimizar el espacio, crea columnas, poniendo arriba las más pequeñas e instala un soporte especial para las tapas, así te olvidarás de ellas. Las nuevas propuestas ofrecen un sinfín de soluciones: desde plateros, pasando por separadores que se ajustan a cada necesidad y tamaño del recipiente, especieros u organizadores.
Regla nº 3: agrupa por categorías las vajillas y las cristalerías y ponlas en el mismo sitio.
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Soluciones ingeniosas
Procura dejar el menor número posible de cosas a la vista, ya que limitan la superficie de trabajo y hacen que parezca que reina el desorden. No pongas límites al almacenaje y aprovecha la zona del zócalo para instalar un cajón, muy práctico para las cosas que menos usas; o la pared, para colgar el dispensador de cápsulas, el portacuchillos o el portarrollos de papel, por ejemplo. Así, tendrás todo a mano, pero visualmente no te restará centímetros.
Regla nº 4: una encimera despejada transmite mayor sensación de orden. ¡No lo olvides!
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Encimeras de cocina: en la variedad está el gusto