Un piso con personalidad propia
Elegante y cálido, el refugio del interiorista Jaime Beriestain es una caja blanca, luminosa y amplia, que adquiere vida gracias a las obras de arte y a las piezas ‘vintage’.
La casa del interiorista Jaime Beriestain es un reflejo de su personalidad y, sin duda, de su pasión por el arte contemporáneo. Sencilla en su concepción, las fotografías, cuadros, objetos y muebles le otorgan exclusividad y estilo. Un estilo elegante, que no pierde frescura ni vitalidad.
A favor de la luz
La amplitud (140 metros cuadrados) y la abundante luz natural fueron los dos factores de este piso que sedujeron al decorador al instante. Junto a su emplazamiento, ya que se encuentra situado en el Exaimple de Barcelona, zona en la que siempre ha vivido desde que llegó a España (Jaime Beriestain es chileno). Como se trataba de una oficina, para crear una vivienda a su imagen y semejanza, es decir adaptada a su estilo de vida, tuvo que prescindir de todo lo existente. Las ventanas originales del salón fueron los únicos elementos que se mantuvieron. Diseñó una distribución fluida, donde el salón y el comedor están unidos visualmente, pero, al mismo tiempo, son estancias independientes, con su propia gama cromática.
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Lienzo en blanco
Una reforma que le permitió partir de cero y crear un espacio limpio, sin artificios ni elementos estructurales o arquitectónicos que ‘marcasen’ o definiesen una época concreta. Las ventanas, sus marcos y la biblioteca se han lacado en color negro, para poder entender las proporciones del espacio y resaltar, a la vez, el resto de la vivienda.
Para desarrollar su interiorismo, concibió el espacio como una caja blanca, donde poder colgar (y disfrutar) sus obras de arte. “Esos puntos de colores fuertes permiten dar profundidad y perspectiva a las estancias”, comenta el decorador.
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Señas de identidad
Con un espíritu cosmopolita, el arte y las piezas ‘vintage’ (casi todos los objetos son del siglo XX) se apropian de los ambientes, porque no sólo se colocan sino que se fusionan con cada rincón, proporcionando un carácter especial y el sello propio del interiorista. Muchos de estos muebles y objetos han sido restaurados o reinterpretados por Beriestain, un auténtico especialista en esta labor. Esta mezcla lejos de resultar estridente, provoca atmósferas elegantes y llenas de calidez, donde los ambientes, tocados por la varita del ‘savoir faire’, se muestran ligeros y tremendamente actuales.
Con mucho arte
Fotografías, cuadros, esculturas, objetos… El arte contemporáneo, una de las pasiones del interiorista, se encuentra en cada estancia, incluido el cuarto de baño. Integradas en la decoración y formando parte de ella, estas pinceladas artísticas poseen, además, la capacidad de dar vida a la vivienda. Además, ponen un punto moderno, estéticamente muy atractivo.
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Para conseguir la fusión y evitar el ‘efecto museo’, no se exponen como en una almoneda, sino que se incorporan a los ambientes de forma sutil y natural. Como dando respuesta a una necesidad, la necesidad de embellecer, pero también de enamorar y de perdurar en el tiempo.