Al otro lado del espejo hay luz, metros cuadrados y sensación de desahogo. Un universo paralelo donde no existen conejos ni sombrereros locos, pero sí un objeto lleno de poder decorativo. Muchas veces relegados a un papel secundario, hoy vienen dispuestos a reivindicar su poder decorativo y su capacidad para transformar las estancias.
Un recurso con mucho estilo
Perfectos comodines, no hay (casi) habitación que se le resista. Son prácticos aliados en el vestidor (en el momento qué me pongo); en el cuarto de baño (qué sería la operación beauty sin ellos) o en el recibidor (como la garantía de que todo está perfecto al salir de casa). Aunque nos encantan sobre la chimenea del salón, para dar un toque de estilo, no lo podemos negar. A la hora de elegirlos, ten en cuenta sus dimensiones y su diseño. Los que no tienen marco resultan más ligeros, mientras que los de marcos recargados necesitan espacios más amplios y luminosos, para no abigarrar el ambiente.
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Aliados de la luz natural
Pon un espejo en tus estancias y la luz natural llegará más lejos y brillará con más fuerza. ¡Palabra de experto! Los espejos permiten rentabilizar la luz de los espacios, ya que se crea la ilusión de otra abertura hacia el exterior. Para que realmente ejerzan su poder, tienen que estar estratégicamente situados. Así, conseguirán un gran efecto de luz y brillos, sobre todo si en ellos se refleja una ventana. Otra buena opción es dirigir hacia ellos alguna luminaria, para que se expandan sus reflejos en todas direcciones.
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Al servicio del espacio
Y si importante es su relación con la luz, no se puede olvidar su buen entendimiento con el espacio. Con ellos, los metros de las estancias se multiplican, crecen en profundidad, especialmente, sobre todo si los colocas en uno de los extremos de la habitación. Su mundo de reflejos crea ilusiones espaciales, que nos distorsionan la realidad y nos la muestra más amplia. Como poseen mucho ‘peso’, vigila su tamaño. Elígelos siempre de unas dimensiones proporcionales a las de la estancia, ya que, si no es así, pueden modificar la percepción del espacio en la habitación. De manera que se produzca un efecto rebote que en lugar de agrandar, empequeñezca el ambiente, evocando la escena de Alicia en el País de las Maravillas.
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Esculturas con reflejos brillantes
Protagonistas en muchos cuentos y películas: ¿qué sería de Blancanieves sin su ‘Espejito, espejito’? En la decoración del hogar se han ganado también un papel estelar. Sencillamente poseen la capacidad de ser decorativos por sí mismos. Y este factor, sin duda, hace de ellos piezas únicas, especiales y llenas de estilo. De estilo propio, eso sí.
Se llevan los espejos recargados, adornados e, incluso, exagerados. Incluso los más sobrios se dejan tentar por el marco o la forma. Ponen el punto chic a los ambientes más clásicos y el sofisticado a los más minimalistas. Con marco o sin él, el dorado no cede un ápice de terreno a sus competidor directo, el plata, aunque entre ellos se cuela el color: desde el negro hasta el rosa.
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