Entre convertir tu casa en un museo y exponer obras y piezas incorporándolas en tu forma de vida hay dos barreras. Una sentimental y otra de perspectiva: si muestras todo junto, en plano y sin movimiento, no verás nada y crearás sensación de almoneda.
Pinceladas de personalidad y estilo
Con la cita próxima a ARCOmadrid, nuestra feria más importante de arte contemporáneo, volvemos la mirada hacia el arte en casa, considerándolo como uno de los elementos decorativos más importantes con el que contamos. Su valor radica en su capacidad para transmitir (un aire dramático, un toque de humor…) y no dejarnos indiferente. De ahí su papel relevante en el hogar, ya que es capaz de hacer cálidas estancias frías o de dar un toque personal y estiloso a cualquier ambiente anodino y gris.
Toda la casa es su territorio
Para lograr un buen resultado, da pinceladas artísticas con sensatez, aunque con alguna pizca de locura. Si quieres combinar varios cuadros u obras, procura que haya un nexo de unión, ya que será mucho más sencillo que queden bien. Y si la cosa se complica, consulta a un experto. Ábrele la puerta de todas tus estancias, incluidos el baño o la cocina, y pondrás un toque de estilo único. Eso sí, tampoco reserves a estos espacios una obra que necesite unos cuidados especiales. Sé práctico, pero sin renunciar a la belleza. Y no olvides dejarte guiar por tus instintos y tus sentimientos: la vinculación con cada obra determinará, en muchos casos, la ubicación idónea.
Universo artístico
El concepto de arte es complejo y tiene miles de definiciones diferentes. Aunque podemos decir que es todo aquello que produce una emoción y perdura en el tiempo. De forma que hay muchas y variadas manifestaciones. ¿Por qué renunciar a ellas? Una fotografía, una cerámica, un mueble… Cuando hablamos de arte no hablamos de dinero (¿o sí?), hablamos de pasión. Déjate llevar por ella a la hora de elegir las obras que quieres para tu hogar. Rodéate de él, lo encuentras en muchas piezas de mobiliario que son en sí mismas obras de arte.
El cómo y el dónde
Una vez elegido el qué, queda saber dónde situarlo y cómo hacerlo. En esta forma de decorar el hogar no hay (casi) reglas. Puedes optar por bajar tus cuadros al suelo o elevarlos hasta lo más alto de la estantería. Colgarlos a media altura o convertirlos en la pieza crucial de un pasillo. Crear una obra de grandes dimensiones con muchos cuadros pequeños o medianos o ‘abandonar’ una gran pieza en una pared, en solitario para que se sienta la ‘reina de la casa’. Tampoco debes ceñirte a la sintonía perfecta. Es decir, una obra clásica (con un marco recargado e, incluso, dorado) puede encontrar su lugar en un espacio minimalista y contemporáneo. Un consejo: no te olvides de dirigirles la luz apropiada si quieres que se vean, y que se vean bien.
Abre tu mente a la mezcla (pura tendencia decorativa) y piensa que han nacido para mostrarse. No los escondas, ni los guardes en el armario. Su capacidad para transformar es realmente asombrosa.