Como dice el refrán “Más vale prevenir que curar”. Así, que no dejes que el frío te coja desprevenido y saca toda tu artillería decorativa para la época que viene. Necesitas que tu vivienda recupere su lado más hogareño y cálido, por eso prepárala adecuadamente para este otoño. ¡Ah! Y no olvides revisar tus ventanas, un buen aislamiento es clave para mantener la casa calentita, y prender la chimenea o en su defecto la calefacción.
Empatía con el exterior: colores diferentes
Tu casa debe ir en paralelo con lo que ocurre fuera de ella. Ahora las tonalidades se suavizan, los árboles cambian de color y la luz regula su intensidad. La alegría chispeante del verano da paso a atmósferas más sosegadas, donde abundan los tierras, ocres y verdes. Eso sí, no se trata de transformar tus estancias en espacios grises y decadentes sino traspasar las sensaciones del exterior al interior, para realzar la belleza de esta estación del año. Y, por supuesto, no olvides darte un capricho alegre y llamativo con un cojín amarillo, una butaca azul o cualquier otro elemento que dé vida a tu casa.
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Cambio de temporada: llegó la hora de 'abrigar' tu casa
Ahora es el momento de ‘abrigar’ tu casa en toda su dimensión. Desde el suelo hasta las paredes y las tapicerías, pasando por el mobiliario y la iluminación. Desempolva tus alfombras o acércate a comprar un modelo de este año (las clásicas compiten con los ‘kilim’ y las versiones sintéticas); apuesta por muebles y piezas de madera (las tonalidades oscuras poseen un plus de calidez); los pavimentos con una pisada cálida (desde madera y mármol hasta vinílicos o laminados); y utiliza tejidos con texturas y un tacto agradable, capaces de convertir un sofá en una pieza confortable para disfrutar mientras ves caer la lluvia por la ventana.
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Pincelada natural: una atmósfera a prueba de frío
Lo natural no sólo está de moda sino que además es el aliado perfecto para combatir el frío y el mal tiempo, y no sólo por la capacidad térmica que poseen algunos materiales ni siquiera por el encanto que desprenden sino, sobre todo, por las sensaciones que despierta en nosotros: parecen tener vida propia, nos evocan recuerdos, nos relajan y nos hacen un poco más felices. Piensa en piezas de esparto o mimbre (bellas y sin electricidad estática), en suelos de madera con nudos e imperfecciones (pisar el suelo nos recarga de energía), en complementos naturales y bellos. Sin olvidar, los elementos de formas orgánicas. Verdaderas piezas de engranaje para recrear una atmósfera a prueba de frío.
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Detalles muy cálidos
Como si de objetos mágicos se tratasen (algunos lo parecen), los complementos poseen la fuerza y la capacidad para transformar espacios minimalistas y ‘fríos’ en lugares cálidos y confortables. En primer lugar, saca tus mantas de lana o de pelo (¿te ves frente a la chimenea?) para vestir tu cama o tu sofá preferido, coloca cojines mullidos y calentitos que suban la temperatura del ambiente y completa el estilismo de cada estancia con pequeños elementos, como unas velas o un jarrón con flores, para conseguir un toque especial, lleno de encanto.
Los objetos decorativos poseen, sin duda, características mágicas, ya que son capaces de despertar nuestros sentidos, envolvernos y proporcionarnos la belleza de la sencillez y la emoción.
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