Dicen que dormimos una tercera parte de nuestra vida, por este motivo hacerlo bien y a gusto se convierte en una prioridad. Ya que dormir bien afecta a nuestra salud, estado de ánimo, energía para enfrentarse al ritmo (frenético) de cada día e, incluso, a nuestro aspecto: no hay mejor remedio que dormir ocho horas para lucir buena cara, o eso es lo que dicen todas las ‘it girls’ del momento. En este universo, la cama es el alma de nuestra habitación y, por tanto, su elección, con todo lo que la rodea (colchón y ropa), es determinante para un buen descanso. Sin olvidar conseguir la atmósfera adecuada. ¿Te imaginas intentar conciliar el sueño en un dormitorio rojo? Está claro, la vida es sueño, mira cómo hacerlo ‘a pierna suelta’.
En busca del dormitorio ideal
Este espacio pide calma, por eso olvídate de combinaciones imposibles y ‘chirridos’ estéticos, y busca cómo crear un reducto de paz, que invite a soñar (dormido, eso sí). Se trata de estancias equilibradas y en armonía, donde las telas tienen un papel importante. Las paredes deben envolverte y acunarte, para lo cual debes elegir un color con efecto ‘somnífero’. El blanco, en todas sus variantes (roto, sucio, huevo…), junto con el azul son los colores estrella para decorar los dormitorios. A su lado, los tonos naturales y la dulzura de las tonalidades pastel.
El colchón: tu mejor compañero
Podemos considerarlo el guardián del sueño, el elemento que te proporcionará descanso y cargará de energía tu cuerpo y tu mente. Su elección es fundamental y, aunque influyen distintos aspectos, tus gustos y necesidades (altura, peso, forma de dormir…) deben inclinar la balanza hacia un modelo u otro. Así, si eres caluroso, deberás decidirte por un colchón que ventile bien o no dé calor, mientras que si se trata de una cama de matrimonio y físicamente la persona con la que lo compartes es muy distinto a ti, mejor escoge uno con dos zonas, que se adapte a cada uno. Respecto al material, el universo es muy amplio y en él conviven modelos naturales (muy de moda) con otros de última generación. Un consejo: fíjate en su altura, ya que es el mejor medidor de su calidad y firmeza. Cuanto más alto sea, mejor.
Y no olvides la almohada, aunque parece un accesorio menor, lo cierto es que influye, y mucho, en el descanso. Antes de decidirte por una u otra, pruébalas bien. Hay modelos muy altos, otros que se adaptan a tu postura (boca abajo, boca arriba o de lado) para dormir; o con distintos grados de firmeza.
Ropa de cama: el broche perfecto
Con un edredón que te proporcione el grado de calidez que te gusta, de forma que ni te haga sudar ni mueras de frío en los meses invernales. Si eliges un modelo natural, piensa que a mayor calidad, menor peso y que cuanta menor proporción de pluma (parte que lleva caña) lleve y más plumón o duvet incorpore, más aislante y suave resultará. Mientras que los sintéticos son más económicos, suelen ser más pesados y los nuevos modelos han mejorado sus cualidades técnicas.
La elección de la ropa de cama resulta muy importante. Lo perfecto es que simplemente verla, sea una invitación al descanso. Cuando contemplas esas camas mullidas, con una funda perfecta y con varios cojines, lo primero que se te pasa por la cabeza es lanzarte y meterte dentro, bien arropado. Un pequeño placer al que no puedes resistirte. Su estética debe reflejar el estilo decorativo del dormitorio y tus gustos personales, para que nada desentone.