Con el buen tiempo, el comedor sale del interior de la casa dispuesto a ser el protagonista de tus desayunos de domingo, fiestas familiares o una cena para dos. Ubícalo en un lugar fresco y, a ser posible, a la sombra, para que puedas disfrutar de una comida o una cena agradable con una larga sobremesa. Las pérgolas o las sombrillas son el recurso perfecto cuando el sol se apodera de tu jardín o terraza en las horas difíciles del mediodía.
Para crear un ambiente cómodo, deja espacio suficiente (120 cm) para moverte fácilmente alrededor de la mesa, pon cojines en las sillas menos confortables y no eleves la altura de tus adornos, así los comensales podrán verse los unos a los otros.
Una vez situada en el lugar ideal, decide su look: informal, con aire marinero, sofisticada… Montarla en el jardín no significa renunciar al estilo. Mantelería, vajilla, cristalería y complementos decorativos te ayudarán a crear una mesa que se adapte a cada situación y momento. No olvides el glamour fuera y déjalo que se cuele en tu jardín.
No sin un mantel
Y quien dice un mantel, dice un camino de mesa o un bajoplato. Al aire libre las sobrias mantelerías se quedan, muchas veces, dentro de casa. Úsalo si quieres montar una mesa más especial, tienes una reunión más formal o tu mesa no está para enseñar. Eso sí, si te decides a usarlo, apuesta por tejidos naturales, como algodones y linos. Y un consejo, en tonos neutros te permitirá mejores combinaciones y siempre lucirá perfecto.
Los caminos de mesa y los bajoplatos son dos opciones muy recurrentes. También en tejidos y materiales naturales, como ratán, bambú trenzado, etc. Como se trata de elementos muy versátiles puedes jugar con los diseños y poner los caminos en el centro de la mesa o de lado a lado, delimitando de esta manera los asientos de los comensales. O combinar bajoplatos distintos, creando ambientes más dinámicos, o usar el mismo, si se trata de una ocasión más formal.
La vajilla: el alma de la mesa
Por este motivo, su elección es determinante. “Tiene que integrarse en el entorno (rústico, moderno o clásico) y adaptarse, al mismo tiempo, a la ocasión: una comida familiar, una celebración, una cena romántica… Cada situación y estilo decorativo precisa una vajilla y una cristalería diferente”, señala Carmen Hernández de eljardindemamaana.com
A la hora de elegir modelo, primero hay que escoger la vajilla y en función de esta elección, decir la cristalería que le acompañará. Lo ideal para el exterior son modelos frescos, poco recargados, que tenga ese espíritu natural. Puedes jugar con porcelana lisa en distintos colores (el aire libre admite todo el arcoíris) o estampada. Este verano son tendencia los motivos florales y las mariposas.
La cristalería, tu aliado decorativo
El complemento que no puede faltar. Además, con él puedes dar rienda suelta a tu imaginación y atreverte con el color y los diseños más originales. Ahumados, azules, verdes, rosas… Copas, vasos y botellas de cristal se convierten un objeto decorativo más en tu mesa. Para no recargar, prueba a combinarlos con modelos de cristal transparente o labrado.
La importancia de los detalles
“Si hay un elemento decorativo que no puede faltar en una mesa de exterior son las flores. Son imprescindibles para proporcionar belleza natural al conjunto. Pueden ser del mismo jardín o un elaborado ramo adquirido para la ocasión. Todo vale”, asegura Carmen Hernández de El jardín de mamá Ana.
A su lado, las frutas y las plantas aromáticas son, también, dos buenos aliados para ‘vestir’ la mesa de exterior.
Y, por supuesto, las velas. No te limites a colocarlas sobre la mesa y amplía sus dominios al resto del jardín o la terraza: en el alfeizar de una ventana, en las ramas de un árbol. Poco elementos contribuyen tanto a recrear atmósferas.