Cuando nos enfrentamos a la decoración del salón, solemos plantearnos muy concienzudamente qué hacer en las paredes: colores y combinación de los mismos, papeles, pinturas decorativas… Qué sofá comprar o qué mueble adquirir para alojar la televisión, los libros y los detalles decorativos: marcos con fotografías, velas, jarrones… Y, desde luego, la iluminación también nos preocupa porque se lleva buena parte del presupuesto y el tiempo.
Pero desde esta sección de decoración queremos reivindicar una pieza a la que generalmente se le da menos importancia. Se elige generalmente a última hora y, a menudo, sólo si nos sobra algo de espacio: la butaca. Sin embargo, creemos que es una pieza realmente importante en la estructura del salón. Pero sobre todo, en su disfrute. Porque de pocas piezas se disfruta más que de una buena butaca. ¿O no?
La razón de este disfrute puede que tenga que ver con lo que dice Silvia Arenas, directora creativa y editora jefe de Westwing: “El sillón es uno y para uno. No es como el sofá, generoso y colectivo. El sillón o la butaca remarca a la persona como individuo. Con sus brazos y, a veces, sus orejas, es envolvente y acogedor”.
Así contado podría parecer que su elección es sencilla: simplemente le tiene que gustar a quien lo va a usar: “Lo más importante es que la elección sea personal. Sentados en ese sillón leeremos, dormitaremos, pensaremos, nos relajaremos, oiremos música o, simplemente, lo disfrutaremos”.
En efecto, en parte es así. Pero con matices, tal y como nos comenta Silvia Arenas: “Si me hablan de cómo tiene que ser el sillón ideal, me vienen a la mente dos ideas: la primera, cómodo; la segunda, con mucho estilo. Si pienso en la comodidad, ideo un mullido sillón orejero de suave y cálida chenilla. Pero si el estilo pesa más, hay una pieza irresistiblemente bella que se queda con el primer puesto que es el Papa Bear de Hans J. Wegner”.
A pesar de la comodidad y el estilo, la butaca sigue perteneciendo a la sección 'plan B'. No está entre los imprescindibles. Con frecuencia, no se adquieren porque parece que ocupan mucho espacio y sólo son aptas para grandes casas y salones. Pero la realidad es que, a veces, es más adecuado colocar dos pequeñas butacas que un amplio sofá de dos plazas. Por suerte, en el mercado hay montones de posibilidades y sólo hay que buscar la adecuada para el lugar —pequeño o grande— con el que contemos.
Cuatro claves para acertar con su elección
1. En cualquier caso, es importante que la pieza no sea desproporcionada con respecto al resto de los muebles y al espacio de que disponga. Ya sabes que en decoración, el eclecticismo está de moda, pero hasta cierto punto. Si tienes un salón claramente clásico, una butaca de estilo industrial o de diseño rabiosamente contemporáneo va a resultar fuera de lugar.
2. Respecto al tapizado elegido, te recomendamos que te decidas por un color vibrante si el resto de la decoración es neutra. Conseguirás aportar un toque divertido y alegre y tu pieza favorita cobrará gran protagonismo. Pero si ya hay bastante color en la estancia, es mejor que elijas algo más convencional: un beis, un ocre o un —tendencia desde hace ya tiempo— un gris oscuro que coordina casi con cualquier color.
3. Si no tienes claro dónde ubicarla, sin duda es perfecta como pieza principal de un rincón de lectura. En ese caso has de tener en cuenta que “el sillón va a convivir con piezas amigas como una lámpara de lectura y una mesita auxiliar”. Pero también “puede complementar una zona de estar”, comenta Silvia Arenas. En efecto, puede ser el lugar perfecto desde el que charlar o ver la tele.
4. Otra idea: “La butaca colocada en un rincón del dormitorio es todo un clásico”. Por ejemplo, si cuentas con uno amplio y decides colocar ahí y no en el salón el rincón de lectura. Pero también para emplearla a modo de descalzadora. O para separar ambientes si eres de las afortunadas que cuenta con suficiente espacio para disfrutar de una zona de vestidor.
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