Por alguna razón desconocida el imaginario colectivo relaciona el calor del hogar con la existencia de una chimenea. Quizás sea que el fuego transmite idea de entorno familiar desde que nuestros ancestros se reunían en torno a él tras la caza y la recolección.
Sea como fuere, el caso es que cuando pensamos en una tarde o un fin de semana de frío invierno nos imaginamos delante de una chimenea. Y pocos son los que no desearían contar con un salón —o incluso un dormitorio— con una chimenea. Pero claro, no siempre es posible instalar una de estas preciosas piezas que reportan no sólo calor, sino también calidez.
Si eres de esos afortunados que no sólo tiene en mente instalarse una, sino que ya se lo está planteando, has de tener en cuenta que no todas las chimeneas cubren las mismas necesidades ni necesitan los mismos requisitos. Vamos, que antes de tomar una decisión, debes estudiar una serie de aspectos que te ayudarán a elegir la pieza más adecuada.
Las chimeneas están compuestas por un revestimiento con el interior de piedra o ladrillo refractario. Resultan muy decorativas las que van integradas. Para ello, debes prolongar la técnica de pintura de pared sobre la embocadura de la chimenea. Por ejemplo, estucado en un color claro. Recuerda que en cualquier caso, su instalación requiere obra. Y que si son abiertas, su eficiencia energética es muy baja porque la mayoría de calorías se pierden por los conductos de evacuación de humos. Por eso, es recomendable colocar hogares e inserts encastrados.
Si quieres aprovechar aún más el calor que genera el fuego de la chimenea, puedes hacerte con una de gas. Para disfrutar de la calidez del fuego y las llamas con la eficacia y la comodidad del gas. Se instalan en revestimientos nuevos o ya existentes y necesitan conexión eléctrica y de gas.
Su estructura es una cámara estanca de tiro natural y emplea gas natural o propano. Pero su principal ventaja es que no necesitan limpieza de cenizas ni recarga de combustible. Y que su sistema de encendido puede ser por control remoto. Más virtudes: Al no requerir de leña, no requieren tanto espacio.
Otra opción también cálida y muy sencilla son las chimeneas metálicas, porque se instalan fácilmente y sin obras —sólo necesitan conexión a la salida de humos—. Además, la versatilidad del metal permite una gran variedad de diseños y formas para todos los gustos y ambientes decorativos.
Las hay para colocar adosadas en la pared. Pero también exentas, para tener una visión del fuego por varias caras. Las que tienen un hogar o insert en su interior mantienen el calor más tiempo. Otra de sus ventajas es que su eficiencia calorífica está entre el 70 y el 75%. Pueden ser de acero o combinadas de acero y hierro fundido. Funcionan con leña, pero no te preocupes por el espacio, porque es habitual que sus diseños incluyan una amplia zona para colocarla. Se recomiendan para calentar estancias de 70 a 90 m2.
Es posible que no quieras calentar más que una habitación o estancia. Si ese es tu caso, apuesta por un hogar de fundición o acero. Se instalan en el hueco de una chimenea existente o de nueva construcción. Ayudan a optimizar hasta en un 50% el calor que origina el fuego. El aire frio entra por la rejilla inferior del revestimiento y se calienta por contacto con la superficie de fundición caliente del aparato. Este aire sale por las rejillas instaladas en la campana del revestimiento, por el cristal y el frente.