Queremos que lo sepas todo de la cebolla caramelizada, una guarnición que aporta un toque muy especial a tus platos. Te explicábamos hace muy poco cómo prepararla, que es algo muy fácil y también cuál es la mejor variedad de cebolla para hacerlo. Aún hay algo más sencillo que es comprarla ya hecha, en conserva, pero sabes que nos gusta lo casero y natural por encima de todo.
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Leer más: ¿Qué tipo de cebolla es la mejor para caramelizar?
Cuando hacemos esta preparación, nos gusta hacer bastante cantidad para conservarla en la nevera o en el congelador y poder tenerla disponible en cualquier momento que nos apetezca utilizarla. No olvidemos que se necesita más de una hora para preparar cebolla caramelizada y no siempre disponemos de ese tiempo. Recuerda que el color marrón que adquiere es por el azúcar natural que va desprendiendo al cocinarse lentamente y que actúa de por sí como conservante.
Esto es cebolla morada caramelizada, que tiene la particularidad de aunar dulzor y picante, por lo que el resultado es muy interesante. Eso sí, si vas a conservarla, sigue nuestros consejos para que aguante en perfectas condiciones.
Diferentes formas de conservar cebolla caramelizada
Así que lo ideal es, una vez que la tenemos lista, la dejemos enfriar a temperatura ambiente, al menos durante 2-3 horas, y la introduzcamos en un recipiente hermético, preferiblemente de vidrio, para meterla en la nevera, eso es una de las formas, con la que te garantizas el buen estado del producto alrededor de entre 7 y 10 días -etiqueta el envase con la fecha de elaboración en cualquiera de los métodos que vayas a emplear-.
Otra manera de conservar la cebolla caramelizada es congelarla. Repártela en bolsas de congelación con las cantidades que desees y cierra asegurándote de eliminar la máxima cantidad de aire posible. En el congelador, su fecha de caducidad es de unos 6 meses.
En un recipiente hermético y con aceite de sabor neutro también se conserva en la nevera durante varias semanas y la otra opción es envasarla al vacío para meterla en la nevera o en el congelador, un método que ayuda a mantener la frescura de la cebolla caramelizada y evita la entrada de aire.