¿Quién no ha probado alguna vez uno? Los bizcochos de soletilla, conocidos también como melindros, son todo un clásico de la repostería más tradicional, que se caracterizan por su esponjosidad y suavidad, ya que se hacen con una masa muy ligera, sin levadura pero con las claras montadas a punto de nieve -a veces se usan también las yemas-, muy similar a la del bizcocho genovés. Y hay quien la aromatiza con vainilla, ralladura de limón o naranja y también con miel. Se les suele poner encima una capa de azúcar.
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Se elaboran versiones muy similares en diferentes lugares del mundo y hay varias teorías sobre su origen, hay quien dice que fue en Francia, en tiempos de Napoleón, donde se bautizaron como biscuit à la cuillère porque la masa se disponía con una cuchara en una bandeja antes de hornearla (cuetan que Talleyrand, el ministro de asuntos exteriores de Napoleón, pidió al pastelero Antonin Careme que alargara los bizcochos para poderlos mojar en su vaso de madera, dando lugar a la forma alargada actual). Pero hay quien apunta a que fue en Italia y más concretamente en la corte del Duque de Saboya -pero no está muy claro si fue para agasajar al rey de Francia-. Allí se les puso el nombre de savoiardis, que son los que se emplean para elaborar su postre más exportado en todo el mundo, que es el tiramisú. Y en el país galo, son imprescindibles en las carlotas o charlotas (charlottes).
El tiramisú lleva en su elaboración este tipo de bizcochos que en Italia se llaman savoiardi.
En Inglaterra los llaman lady fingers o sponge-fingers, en Portugal, palitos la Reine (varitas de la reina) y en España cuentan que lo de soletilla podría proceder de su parecidos con una suela de zapato, al ser alargados y finos.
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Te vamos a explicar cómo hacer los bizcochos de soletilla, con sus ingredientes necesarios y, como siempre, el método infalible para que te salgan intachables, con la textura adecuada y riquísimos de sabor.
¿Sabes qué ingredientes llevan los bizcochos de soletilla?
No son nada complicados de encontrar, es más, son de esos que siempre solemos tener en la despensa, así que toma nota -porque solo son 3 ingredientes- y saca la báscula para pesarlos. Esta versión casera no tiene nada que ver con los bizcochos de soletilla que se compran, por muy buenos que estén. Por cierto, que también los puedes congelar y duran varios meses.
- 120 gramos de harina
- 100 gramos de azúcar + un poco de azúcar blanca o glas
- 3 huevos a temperatura ambiente
- Opcional: puedes agregar una pizca de levadura para que crezcan más
En un molde, te van a salir de forma más homogénea, con el mismo grosor y el mismo tamaño, pero no es imprescindible, pues te servirá con una cuchara o una manga pastelera.
Cómo se hacen los bizcochos de soletilla paso a paso
Si quieres que te queden con un tamaño y grosor iguales, no dudes en usar un molde indicado para este fin, pero si no, los puedes hacer tanto con una cuchara como con una manga pastelera, escudillando la masa sobre una bandeja de horno con papel o tapete de silicona. Les puedes dar las dimensiones que prefieras pero suelen medir unos 10 centímetros de largo por 4 o 5 de ancho, y un grosor de un centímetro aproximadamente.
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- Calienta el horno a 180ºC.
- Separa las yemas de las claras.
- Bate las yemas con la mitad del azúcar hasta obtener una mezcla blanquecina y esponjosa.
- Agrega la harina de trigo y la pizca de levadura pasadas por un tamiz y mezcla con cuidado.
- Monta las claras y cuando empiecen a adquirir consistencia, agrega la otra mitad de azúcar y termina de montar.
- Incorpora las claras con muchísimo cuidado -y movimientos suaves y envolventes- a la harina con las yemas y el azúcar.
- Nosotros usamos un molde con los agujeros engrasados y enharinados y con un pelín de azúcar glas.
- Los vamos llenando con la masa. Es probable que tengas que hacerlos en más de una tanda.
- Hornea durante unos 10-12 minutos a 180ºC a mitad de horno, con calor arriba y abajo.
- Saca, deja enfriar, desmolda ¡y voilà, aquí tienes tus bizcochos de soletilla caseros!
Vigila muy bien el tiempo de horneado para que no se quemen y salgan blanditos y esponjosos.
3 recetas con bizcochos de soletilla
Verás que saben bastante a huevo y que son perfectos para mojar en chocolate, leche, café... Pero también se caracterizan porque a partir de ellos puedes preparar otra gran cantidad de postres como tartas, pasteles, etc. Al ser tan blanditos y esponjosos, admiten muy bien empaparse en algún almíbar, café, etc.