Tal vez la única dificultad de esta receta puede estar en conseguir que alcancen ese grado crujiente que a veces se adquiere y otras no. Y lo que quizás no sabes es que ya 'truquillos' para lograr esta textura tan deliciosa y apetecible.
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Las alitas de pollo se suelen freír pero asándolas en el horno, lograremos ahorrarnos unas cuantas calorías y convertirlas en una opción más saludable. Y sí, pueden quedar tan crujientes como quieras.
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Toma buena nota de los siguientes trucos o consejos para conseguir que tus alitas queden de lo más crujientes.
Limón, levadura y salsa, trucos imprescindibles
Uno de los trucos que se suele emplear con mayor frecuencia es el de rociar las alitas de pollo con un poco de zumo de limón por encima antes de meterlas en el horno. De esta manera, se logra resaltar más el sabor del pollo y se consigue también que estén más crujientes.
Otra forma de lograr el efecto bucado es emplear levadura en polvo tipo Royal. Al aplicarla sobre las alitas de pollo, quedarán más crujientes y doradas, sin necesidad de pasarlas por la sartén primero. Mucho mejor si evitamos los fritos, aunque también se consiguen excelentes resultados rebozando las alitas en cereales y friéndolas a fuego fuerte en la sartén como en estas alitas de pollo rebozadas en 'cornflakes' y mostaza.
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Si asamos las alitas en lugar de freírlas lograremos ahorrarnos unas cuantas calorías y convertirlas en una opción más saludable.
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Otra opción es pasar las alitas por maicena, levadura, sal y pimienta. Las alitas de pollo se rebozan por esta mezcla, y posteriormente, se elimina el exceso de rebozado sacudiéndolas para sólo dejar una capa muy fina en la superficie. De lo contrario, quedarían muy pastosas y se notaría el sabor de la harina de maíz una vez que las saques del horno.
Más crujientes si la salsa va al final
Hay a quien le gusta preparar las alitas de pollo al horno con algún tipo de salsa. Sin embargo, si la salsa la echas al final quedarán más crujientes que si lo haces al inicio de la cocción. Y también puedes por no ponsérsela y servirla a parte.
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En el horno, primero a baja temperatura
En el horno es donde vamos a conseguir ese resultado saludable y, no por ello, menos crujiente pero ten en cuenta que es recomendable cocinar las alitas primero a fuego medio-bajo para que la carne quede más jugosa y cuando estén doradas y cocinadas en su interior subir el fuego al máximo para tostar la piel de las alitas. Si, además, tu horno tiene función grill y ventilador la superficie de las alitas tendrá un toque diferente y más 'crispy'.
Si tu horno tiene función grill y ventilador la superficie de las alitas tendrá un toque diferente y más 'crispy'.
Recomendación de temperatura y tiempo
Lo primero es precalentar el horno a 220 grados centígrados (con calor arriba y abajo) antes de empezar a elaborar las alitas de pollo. Introdúcelas, baja la temperatura a 190 grados centígrados y cocina durante 10-12 minutos. Pasado ese tiempo, dales la vuelta y prosigue con la cocción otros 10-12 minutos. Y para terminar, sube de nuevo el horno a 220 grados hasta que están completamente crujientes y doradas, pero ojo, sin quemarlas.