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sal cazuela© Adobe Stock

¿Te has pasado con la sal? Que no cunda el pánico, te ayudamos a arreglarlo

Es uno de los despistes que todos tenemos en más de una ocasión cuando cocinamos. Si has echado más sal de la cuenta, no está todo perdido y te contamos cómo arreglarlo


Actualizado 16 de noviembre de 2021 - 13:53 CET

Cualquiera hemos tenido -y tenemos- algún que otro despiste en la cocina y algunos pueden hacernoslo pagar caro, así que siempre hay que estar atentos, sobre todo para evitar las peligrosas quemaduras. Hay uno que nos suele ocurrir con cierta frecuencia y es no calcular bien la sal que echamos en las comidas… Este condimento ayuda a potenciar el sabor de nuestros platos pero debemos tener cuidado con agregar demasiada cantidad porque, además de convertir un plato en algo incomible, puede acarrear efectos muy negativos sobre la salud. Eso sí, si el mal ya está hecho, y se nos ha ido la mano, no está todo perdido y puedes seguir algunos consejos para intentar arreglarlo.

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El exceso de sal en un plato puede estropearlo además de ser perjudicial para nuestra salud.

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No olvidemos que la cantidad de sal diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 5 gramos, pero en muchas ocasiones llegamos a doblar esa cifra, y a menudo es porque no tenemos en cuenta la enorme proporción que contienen los alimentos procesados. Esto puede tener como consecuencia problemas cardiovasculares, disfunciones renales, retención de líquidos, etc. Así que, ¡ojo!, es importante no pasarse, pero si lo has hecho, tiene remedio.

Añadir más agua 

El agua es uno de los grandes aliados en la cocina y también nos puede ayudar a combatir esa sobredosis de sal. Agrega un chorrito para reducir el sabor salado de salsas, guisos, sopas o caldos. También conseguiremos ese efecto en el caso de las anchoas y en ingredientes cocidos como la pasta, el arroz y las verduras, si los pasamos por el grifo de agua fría, después de cocerlos, y luego los secamos bien. Y si se trata de una carne excesivamente salada, déjala en remojo durante unas 2 horas para que pierda la sal.

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La patata, la coliflor y la harina de maíz también ayudan a combatir el exceso de sal

Un pedazo de miga de pan, unos trozos de patata cruda -que luego retiraremos-, coliflor cocida y machacada o un poco de maizena diluida en agua añadidos a guisos especialmente salados nos ayudan, de igual modo, a minimizar el exceso de sal.

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Cítricos y vinagre

Unas gotas de zumo de limón o de vinagre suave también ayudan pues el ácido que contienen compensa el sabor salado, pero en su justa medida porque son dos elementos que aportan cierto sabor y puede suceder que lo que arreglemos por un lado, lo estropeemos por otro.

Sí, con azúcar también

Otra manera de contrarrestar el exceso de sal es añadiendo una pizca de azúcar a sopas, salsas u otros guisos y si se trata de platos de color más oscuro, opta por el azúcar moreno.

Poner más cantidad de algunos ingredientes

Con platos de verduras, fideos, arroz, cereales o legumbres, lo que se puede hacer para compensar esa cantidad extra de sal es incorporarles más cantidad de estos ingredientes, aumentarás su volumen y estarán menos salados también.

Los lácteos nos ayudan también

Si estamos cocinando determinadas salsas o guisos, otro truco que nos puede ayudar en este sentido es agregar nata líquida, leche o pequeños trocitos de queso fresco. Por ejemplo, si has hecho una salsa de tomate demasiado salada, le puedes incorporar nata y convertirla en una deliciosa crema para tomar tal cual o con una pasta.

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Hierbas aromáticas

En el caso de aliños o vinagretas pasados de sal, podemos probar a añadir algunas hierbas aromáticas o darle un toque más dulce con el añadido de miel y/o zumo de naranja.

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Además de tener en cuenta estos trucos y consejos, comprueba que el salero está bien cerrado, revisa la sal de esos productos procesados para no añadir más o solo la cantidad justa -por supuesto, nada de nada, si usas salsa de soja y derivados-. Es preferible que pongas poco al principio del guiso y, al final una vez que esté cocinado, rectifiques y veas si tienes que poner un poquito más. Incluso, puedes dejarlo algo soso y poner la sal en la mesa para que cada uno se eche lo que desee en su propio plato.