Una cocina saludable debería de estar siempre presente en todos y cada uno de nuestros hogares -aunque de vez en cuando nos permitamos algún que otro capricho-. Y es que tenemos que cuidarnos no solo para disfrutar de una buena calidad de vida, sino de una vejez que pueda darnos menos problemas de cara a la salud el día de mañana.
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Comer de una forma sana y equilibrada puede contribuir a evitar muchas enfermedades. Y para ello es importante implantar en nuestra dieta un cambio en nuestros hábitos alimentarios con protagonismo para los productos frescos y naturales en detrimento de los ultraprocesados (ricos en grasas saturadas y azúcares refinados), que son tan perjudiciales para la salud.
Es importante también el origen y la calidad nutricional de los alimentos, así como las técnicas que elijamos para prepararlos, ya que de ello dependerá no sólo que les saquemos todo el partido, sino que, de paso, los consumamos de la manera más sana posible, con menos calorías y sin restarles sabor.
Existe la creencia -equivocada- de que hay ciertas formas de cocinar que dejan a los alimentos insulsos, secos y sin apenas sabor. Pero vamos a demostrarte que no es así y que tratando con respeto al producto y no sometiéndolo a cocciones agresivas los resultados, además de muy satisfactorios serán más saludables que si optamos por otrs técnicas como rebozados, frituras, etc.
Además, siempre te puedes ayudar de los 'mágicos' condimentos para 'alegrar' tus platos: hierbas aromáticas frescas o secas y todo tipo de especias le darán sabores deliciosos a tus platos.
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Si tan solo estas pensando en un triste hervido o en recetas a la plancha dentro del apartado de técnicas de cocina saludables, amplía tus miras ¡porque hay muchas más! Existen numerosos procedimientos culinarios con los que obtendremos deliciosos platos ricos en sabor y bajos en calorías con los que cuidar nuestra línea y nuestra salud. ¿Quieres saber cuáles son? ¡Vamos a ello!
Hervir
Esta técnica (que consiste en sumergir los alimentos crudos en agua y llevarlos a ebullición) permite cocinar verduras y hortalizas de forma sana y saludable; pero hay que tener en cuenta que en el proceso de cocinado se pierden vitaminas hidrosolubles y algunos minerales, si sometemos a los alimentos a una fuerte y prolongada cocción, estos irán perdiendo propiedades, color y nutrientes. Si cocinas en olla a presión, la temperatura alcanzada suele ser de 120º C, por lo que se disminuye el tiempo de cocción y permite conservar mejor las sustancias nutritivas y organolépticas de los alimentos.
Un consejo: aprovecha el agua de la cocción al hervir las verduras para hacer otras preparaciones culinarias, como salsas y cremas.
Blanquear o escaldar
Cocer los alimentos durante largos periodos de tiempo en agua hirviendo tan solo hará que sean menos atractivos a la vista y también al gusto. Sin embargo, si los escaldamos aplicando una cocción más corta, de muy pocos minutos (o incluso segundos), a una alta temperatura hará que conserven mejor todas sus propiedades respetando su color y textura originales. Una vez fuera del fuego, es importante refrescarlos en agua helada para cortar la cocción. Esta técnica ofrece muy buenos resultados tanto en verduras como en mariscos.
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Al vapor
Es uno de los métodos de cocción más saludables y permite cocinar todo tipo de alimentos economizando tiempo y esfuerzo. Las vaporeras tradicionales permiten cocinar a varios niveles aprovechando el vapor procedente de otras cocciones, de modo que si estás haciendo un guiso puedes aprovechar el vapor que emana de la olla para preparar unas deliciosas y saludables verduras en muy poco tiempo. Quedarán en su punto y conservarán intactos su color (haciéndolas más atractivas a la vista) y todas sus propiedades nutricionales. Además, al no utilizar nada de aceite, el valor calórico de los alimentos no aumenta.
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Pero además de estos aparatosos instrumentos -muy usados en la cocina asiática- puedes hacerte con una practica vaporera de silicona perfecta para cocinar en el microondas; simplemente hay que introducir los vegetales deseados en su interior y cerrar bien para que no se escape la humedad. Esta técnica es ideal no solo para vegetales, sino también para pescados y mariscos que quedarán mucho más tiernos y jugosos.
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En papillote
Esta sencilla técnica de origen francés es ideal para cocinar pescados y verduras sin peligro de que se sequen y conservando todos sus jugos. Consiste en envolver los ingredientes deseados en papel sulfurizado, de aluminio o en un molde específico de silicona para crear una atmosfera hermética que retenga el calor y la humedad. El resultado son platos jugosos que no necesitan ni una gota de grasa o aceite. Resulta ideal para cocinar pescados y verduras.
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‘Wok’
Esta técnica llegada de Asia resulta ideal para cocinar carnes, mariscos y verduras cortadas a trozos muy pequeños. Le da su nombre la 'sartén' utilizada, el 'wok', abombado en el fondo, de unos 30 cm de diámetro. Esta característica forma permite mantener el sabor y olor de los alimentos cocinados en él. Utiliza muy poca cantidad de aceite, lo que nos da la posibilidad de elaborar deliciosas recetas, bajas en calorías y, además, en muy poco tiempo.
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A la plancha
Rápida, fácil y limpia. Cocinar a la plancha hace que los productos conserven sus propiedades y nutrientes casi intactos sin apenas usar aceites, sin humos, y ofreciendo como resultado deliciosas preparaciones culinarias. Es importante que los alimentos utilizados sean de primerísima calidad, ya que al no estar cocinados con salsas, aliños o caldos que ‘maquillen’ su sabor o textura original han de ser productos muy frescos.
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Al horno
Es una técnica tradicional muy implantada en nuestras vidas. No obstante, aún hay quien no se decide a sacar todo el partido a este electrodoméstico tan útil en la cocina. En él podemos asar verduras, carnes y pescados utilizando una mínima cantidad de aceite y conservando toda la jugosidad y el sabor de estos alimentos. Pero, además, puedes darle un uso alternativo para hornear empanadillas o croquetas y convertirlas en un plato más saludable al no absorber la gran cantidad de grasa de los fritos. Quedan doradas y muy apetecibles, aunque puede que no tan crujientes que cuando pasan por la freidora; aún así, merece la pena.
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Al vacío
Es algo más complicada que las anteriores, pero hará que tus preparaciones parezcan de alta cocina. Consiste en envasar alimentos al vacío en ausencia total de aire para después cocerlos a baja temperatura durante un periodo de tiempo prolongado, respetando así todas las propiedades y sabor del producto. Para ello existen diversos utensilios destinados a un uso profesional y también doméstico, pero puedes facilitar el proceso en tu propia casa empleando bolsas de zip para congelar. Tan solo tienes que introducir en ellas los ingredientes que quieras y sacar minuciosamente todo el aire antes de cerrarlas. A continuación, mételas en agua caliente controlando en todo momento la temperatura (entre 60 y 80 grados dependiendo del alimento) con ayuda de un termómetro de cocina. El esfuerzo merecerá la pena.
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