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¿Cómo conseguir que el pollo al horno quede jugoso y con la piel crujiente?

Es un plato sencillo de hacer pero conseguir que te salga en su punto, tiene sus trucos. Lee y conviérte en el rey del pollo... asado


Actualizado 9 de enero de 2023 - 11:25 CET

Es una de las carnes más nutritivas y saludables que hay y también con menos grasas. El pollo, además, es un ingrediente relativamente asequible que te soluciona cualquier comida, preparado de mil maneras pero especialmente si lo haces entero y asado en el horno. Y, si te quedan restos, es uno de los productos comodín para poner en práctica la socorrida cocina de sobras, a través de croquetas, empanadillas, pastas, etc.

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Opta por un pollo de calidad, los de granja tienen más grasa y nos ayudarán a lograr esa jugosidad y esa piel crujiente que buscamos. Pide que te lo den limpio de plumas y con el interior vacío, listo para asar.

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Eleva la temperatura los útimos 10 minutos de horneado para lograr una textura crujiente.

Es posible que, a veces, cuando preparas esta receta, no te queda todo lo jugosa por dentro y con la piel crujiente que desearías. Para conseguirlo, en ¡HOLA! Cocina, te damos unos truquillos infalibles y los acompañamos con 4 recetas distintas para preparar pollo al horno. ¡Ahí van!

Cómo conseguir un pollo crujiente por fuera y jugoso por dentro

1.- Cómo sazonar el pollo para asar

Cuando se prepara pollo al horno, un importantísimo paso al que no se le suele prestar la atención que requiere es el momento del salpimentado, es decir, del añadido de la sal y la pimienta. A menudo, solo se salpimenta el exterior. ¡Error!, ya que, también, debes hacer lo propio en el interior, puesto que este aderezo, durante el horneado, se distribuirá por toda la carne y así lograrás jugosidad interior y un sellado de la piel para que quede crujiente.

2.- Trucos para conseguir que quede más jugoso

Para evitar que tu pollo asado te quede muy reseco, un consejo es frotarlo con agua y/o aceite de oliva justo antes de introducirlo en el hornoDe esta manera, retendrá algo más de humedad, estará protegido ante la elevada temperatura del electrodoméstico y conseguirás retener los propios jugos del alimento.

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Otro truco para dotarle de jugosidad y aportarle un toque de sabor especial, es untarlo con una mantequilla aromatizada. Esto es tan sencillo como batir mantequilla sin sal, a temperatura ambiente, con las especias y/o hierbas aromáticas picadas o molidas que consideres oportunas, las que más te gusten, y meterla en la nevera para que coja cuerpo. La sacas y untas bien la mezcla entre la carne y la piel de todo el pollo masajeándolo bien. Lo dejas reposar unos minutos y al introducirlo en el horno, se derretirá y le aportará una jugosidad y un aroma increíbles.

Un poco de zumo de limón y de algún licor como brandy es otra opción para aromatizar nuestro pollo pintando toda su superficie con este aderezo ayudándonos con una brocha de cocina. Incluso, un limón o una naranja previamente lavados, secos y cortados por la mitad, también le van de cine, al igual que un majado de ajo y perejil.

3.- Es imprescindible precalentar el horno

Es probable que ya lo hagas, pero si no, no está de más recordarlo, porque precalentar el horno es un paso de esencial importancia para lograr nuestro objetivo. Para que nos quede el interior jugoso y la piel crujiente y evitar que se reblandezca, tienes que marcar previamente, unos 10-15 minutos antes, el termostato a una temperatura de 180-200ºC, con calor arriba y abajo y el ventilador conestado, e introducir la cazuela o fuente donde vayas a hornearlo.

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Precalienta el horno entre 180 y 200ºC de temperatura siempre que vayas a asar un pollo, unos 10 minutos antes de meterlo.

Precalentar el horno es un paso de esencial importancia para lograr nuestro objetivo.

Cuando alcance la temperatura especificada, saca el recipiente y deposita el pollo en su interior apoyado sobre un costado (un ala o el muslo). Si la cazuela está caliente, contribuirá a sellar la piel y quedará crujiente.

4.- Pautas para el horneado del pollo

Una vez que hemos introducido de esta manera el pollo en el horno, sigue estas recomendaciones: déjalo, a 180ºC, que se cocine durante 15 minutos, sácalo, dale la vuelta para apoyarlo sobre el costado contrario y hornea durante 15 minutos más. A continuación, colócalo con la pechuga hacia arriba y déjalo otros 30 minutos. Para acabar, situálo con la pechuga hacia arriba y hornea durante 25 minutos más.

Otro truco consiste en elevar sustancialmente la temperatura, los útimos 10 minutos de horneado, para lograr una textura crujiente y el clásico color doradito y apetecible de los pollos que sirven en los restaurantes. Y si ves que la piel se ha dorado en exceso, prueba a taparlo con papel de aluminio y terminar la cocción.

5.- Tiempo de reposo

Para que se asienten los jugos, una recomendación muy útil es sacar el pollo del horno y dejarlo reposar unos 10 minutos antes de trincharlo. Lo puedes acompañar con infinidad de guarniciones: patatas, verduras, arroz, pasta... ¡elige tu preferida!

Aprovecha los jugos que ha soltado el pollo para preparar con ellos una deliciosa salsa: recógelos y ponlos en un cazo con un poco de caldo, vino blanco y zumo de limón, reduce y ya la tienes lista para regar el pollo cuando lo sirvas.

Puedes aprovechar para cocinar 2 pollos a la vez, ahorrarás tiempo y energía, y después congelarlo ya que es un producto ideal para meter en el congelador, conservarlo durante bastante tiempo, descongelarlo y regenerarlo nuevamente en el horno para comer y disfrutar.

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Pollo asado al horno con tomillo

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Pollo asado con limón y patatas

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Pollo asado a la naranja con salvia

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