Patatas fritas. Es la primera guarnición que se nos viene a la cabeza -quizás con una ensalada- para servir con todo: carnes, pescados, huevos, pollo, etc. No es la más ligera, eso es verdad pero de vez en cuando, podemos permitirnoslas -siempre mejor caseras-. Casi nadie se puede resistir a unas patatas bien fritas, crujientes por fuera y blanditas por dentro. Se comen en cualquier rincón del mundo y nosotros te vamos a contar los mejores trucos y consejos para conseguir las patatas fritas perfectas.
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No se trata de una elaboración complicada, pero, como casi todo, tiene 'su miga'. Para hacer unas buenas patatas fritas necesitas 5 elementos: una sartén, aceite limpio, patatas, sal y fuego... Y no dejes pasar por alto algunas recomendaciones como el corte, el tipo de patata, la cantidad y la temperatura del aceite, el tiempo de fritura, cuándo añadir la sal o qué recipiente utilizar para que nuestras patatas fritas pasen a otro nivel. Te animamos a que sigas nuestras indicaciones para lograr unas patatas fritas infalibles.
Utiliza patatas frescas, pélalas, corta en rodajas y luego en bastones.
¿Cuál es la mejor variedad de patata para freír?
Puedes comprarlas congeladas y cortadas, listas para freír, pero nosotros vamos a usar patatas frescas, enteras, que pelaremos y cortaremos en bastones porque siempre nos dan un mejor resultado y nos permite hacer una elaboración auténticamente casera. Las mejores son las variedades de consistencia más bien dura, con menos cantidad de agua, para que queden crujientes. La ideal es la patata nueva, que tiene menos almidón que la vieja, o la semitardía.
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Con una puntilla tienes que pelar la patata y cortarla en bastones del mismo tamaño, lo ideal es aproximadamente de entre 0,5 y 1 cm de grosor y entre 7 y 15 cm de largo.
Un truco para que las patatas no se peguen
Un buen consejo antes de freírlas es meter las patatas una vez que están cortadas en agua fría durante 5 minutos. Con esto conseguiremos que suelten el almidón y evitaremos que después se peguen unas con otras. Cuando las saques del remojo, ten la precaución de secarlas meticulosamente con papel de cocina y que no quede ningún resto de agua para que no salten al freírlas.
Utiliza siempre aceite bien limpio, y a nosotros nos gusta el de oliva para esta elaboración.
¿Qué aceite uso para freír patatas?
Es verdad que se pueden freír con otros aceites que no sean el de oliva -girasol, por ejemplo, que es bastante neutro-, pero nosotros preferimos decantarnos por una de nuestras grandes joyas culinarias. Utiliza siempre aceite limpio -el summum es el de oliva virgen extra-, porque aguanta mejor las altas temperaturas y es la grasa más saludable que hay.
Tienes que echar cantidad suficiente para cubrir las patatas y que la fritura sea homogénea. Elige uno que no sea demasiado fuerte para que no aporte demasiado sabor. La gama de aceites de oliva virgen extra que hay en nuestro país es una gran aliada para buscar el que mejor se adecúe a este menester -algunos bastante bien de precio para la enorme calidad que ofrecen- ¡Somos muy afortunados por tener este producto en nuestra despensa, valorado en cualquier rincón del mundo!
¿Sartén o freidora?
Puedes usar una freidora o una sartén grande indistintamente. La temperatura a la tiene que estar el aceite es a unos 140ºC. El indicador infalible de que tenemos la temperatura correcta es que burbujee de forma constante cuando introduzcas la patata, pero sin que llegue a humear. Y si vas a freír bastante cantidad, es preferible que lo hagas por tandas y no introduzcas todas las patatas a la vez para que no se apelmacen.
Aunque hay quien le pone la sal al principio, quedan más crujientes si la echas una vez que tengas las patatas fritas.
Sigue este proceso infalible para que las patatas fritas te salgan perfectas
Tienes que freír dos veces las patatas para que te queden blanditas por dentro y cruijentes por fuera: primero a esa temperatura constante durante 7 minutos hasta que queden tiernas, ligeramente doradas pero no fritas totalmente. Las sacas del aceite, dejas que se enfríen unos 30 minutos, subes la temperatura del aceite, a unos 175-180ºC, y vuelves a introducirlas 2-3 minutos más, para alcanzar esa textura inconfundible. Vigila muy bien que no se doren en exceso, porque tienden a hacerlo con mucha facilidad y podrías estropear el resultado.
Antes de comerlas, seca las patatas fritas con papel de cocina con el fin de eliminar el exceso de grasa y que no se reblandezcan.
Saca tus patatas recién fritas sobre papel de cocina para que absorba el exceso de grasa y no te queden blandas ni correosas. Cuando las tengas bien secas, es el momento de añadirle la sal al gusto (ni te pases ni te quedes corto). Hazlo ahora y no antes, porque la sal incorporada en este momento también contribuye a que queden más crujientes.
Un truco extra (de experto)
Algunos expertos para lograr el no va más y conseguir un crujente extra, lo que hacen es cocer las patatas previamente en agua con sal y vinagre, escurrirlas y secarlas bien, freírlas 2-3 minutos en aceite de oliva a 130ºC, dejarlas enfriar, congelarlas o meterlas en una máquina de vacío y, cuando se van a usar, las fríen a 180ºC durante unos 7 minutos. ¡Fácil, ¿no?!