Nos vamos a referir al horno que solemos tener todos en casa, el convencional -que no de convección, habitualmente más para uso profesional-. Este electrodoméstico se calienta por medio de resistencias eléctricas -arriba y abajo- o de gas y posee un selector de tiempo y temperatura.
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También encontramos cada día más el horno multifunción, que reparte de forma homogénea el aire caliente por toda la superficie del horno y así se consigue una coción más homogénea. Suele incluir específicamente, además, la opción del vapor, responsable de aportar mayor jugosidad a los alimentos. Algo que puedes hacer en el horno convencional a una temperatura inferior a 100ºC.
Aunque cada horno es un mundo, y te recomendamos que leas bien su manual de instrucciones para explotar todo su potencial, sí te damos algunos tips generales para su buen uso y para que le saques el máximo partido.
Utensilios para el horno
Vigila siempre que los utensilios que vas a utilizar para cocinar al horno sean adecuados, aptos para asar y resistentes al calor. Los materiales más habituales son pyrex (que es un tipo de vidrio con óxidos de silicio y boro, no vale cualquier cristal), barro, silicona, cerámica, piedra, hierro, acero inoxidable, metal y aluminio.
Además de bandejas, moldes para tartas y bizcochos, la gama de utensilios para horno incluye cocottes, ramekínes, sartenes, cacerolas y ollas. Sea cual sea, siempre debes leer las indicaciones que da cada fabricante en sus productos, antes de meterlos en el horno, para cocinar con todas las garantías y evitar desastres.
Para evitar quemarte cuando saques la bandeja del horno, protégete con unos guantes adecuados y resistentes al calor, y desde luego los más recomendables son los de silicona o unas asas del mismo material. Evita usar trapos húmedos, que son conductores del calor.
Opta por fuentes planas, en lugar de hondas, ya que su mayor superficie facilita un cocinado más rápido y homogéneo.
Respeto a las bandejas que viene dentro del horno, te aconsejamos que uses la parrilla para recipientes, moldes, asados y platos congelados, mientras que la bandeja esmaltada plana se recomienda para bizcochos, pasteles, galletas, repostería, platos congelados o asados de tamaño grande.
Por qué hay que precalentar el horno
En casi todas las recetas que se preparan en el horno, uno de los primeros pasos es precalentarlo durante 15 minutos antes (hay algunas, las menos, que arrancan desde frío) a los grados que nos marque cada elaboración.Y esto tiene mucho que ver con la temperatura, ya que si no es la correcta (al igual que el tiempo de horneado), afectará al sabor y a la textura de nuestro plato.
Un precalentado previo del horno, además de acelerar la receta, también nos ayuda a que la cocción se produzca de forma homogéna por todo el producto.
Ingredientes y temperatura
Casi cualquier alimento es susceptible de ser cocinado en el horno, a veces directamente y otras sometido a algún otro tipo de cocción previa. Tiene la enorme ventaja de que mantiene en gran medida el sabor natural de cada producto, que se cocina en su propio jugo, y no necesita ni tanta grasa ni tantos otros condimentos como otras técnicas culinarias.
Para que no se peguen los alimentos procura echar un poco de aceite en la base del recipiente que uses para hornear, cubrir con papel resistente al calor o usar una esterilla de silicona, sobre todo si lo haces directamente en la bandeja del propio horno.
Estas temperaturas son orientativas, porque tendrás que seguir las indicaciones de cada receta, pero por lo general se prefiere una potencia más suave y una cocción más prolongada para que los alimentos no se sequen, pero siempre depende de cada producto, así como de la potencia de tu horno. Entre 180-200ºC se suele asar el pollo; a 200ºC las carnes; entre 160 y 180ºC los pescados; la repostería entre 150 y 180ºC; las pizzas a 220ºC; el pan a 200ºC y las veduras entre 180 y 200ºC.
Y nunca abras el horno durante el cocinado para que no haya alteraciones bruscas de temperatura y el resultado no sea el adecuado.
Colocación de la bandeja y durante el horneado
El calor en todos los hornos sube de abajo hacia arriba. Por esa razón, la parte más alta concentra más temperatura y es la zona ideal para las cocciones rápidas o los gratinados. Las cocciones más lentas, como los asados de carne, que requieren más tiempo, se deben colocar en la parte inferior del horno, mientras que el centro es el lugar donde debemos poner los pescados, que se cocinan antes. En el medio también, pondremos panes y productos de repostería.
Ten precaución cuando abras el horno caliente y no acerques la cara. El calor es tan fuerte que puede tener consecuencias nefastas y producirte graves quemaduras.
Es importante que haya humedad dentro del horno. Esto puedes conseguirlo bien introduciendo un recipiente con agua, o bien incorporando verduras, caldo, vino o agua. Además, en el caso de carnes o aves, puedes aprovechar los jugos que desprenden durante el asado e ir pintando la superficie del producto para que no resulte seco en exceso.
Una vez que haya terminado el tiempo de horneado, sácalo con cuidado, deja reposar unos minutos y ya puedes llevarlo a la mesa.
Mantén tu horno siempre limpio y gozará de una larga vida. Para ello, hay tanto productos específicos industriales como múltiples opciones caseras. Eso sí, espera a que se enfríe del todo para hacerlo y no te olvides de quitar los restos tanto de las paredes, las bandejas, el suelo así como el fondo.
Recetas al horno
Esperamos que te haya sido útil esta información práctica, que queremos completar con 9 recetas con ingredientes cuyo cocinado resulta delicioso en el horno. Hay carnes, pescados, pastas, patatas, verduras, bizcochos o magdalenas. Mientras lo vas precalentando, prepara todo lo que necesites ¡y a cocinar!